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EL “DOCTOR RUEZ”. LA CARRERA PROFESIONAL DE UN MÉDICO IMPOSTOR 89

llevó a trifulcas severas con la conducción de esta y a fi n de cuentas a su
exclusión del NSDAP.
Mientras que cuenta en detalle sobre la conformación y el ritual de re-
cepción de su compañía (Crónica, ms.: 200ss.), casi no brinda información
acerca de cómo y en qué ocasiones la movilizó. En la Crónica describe
una sola movilización: dice que entonces al haber cortado una calle habría
tomado prisioneros a “diputados judíos” y les habría sustraído “importantes
mercaderías de contrabando”, por lo que el Gobierno habría tenido que
negociar con él antes de que volviera a liberar la calle (Crónica, ms.: 205).
Pero por ahora no se ha podido comprobar dicha movilización.
Ruez tampoco participó cuando en mayo de 1921 miembros del
Freikorps Oberland, ofi cialmente disuelto pero reactivado –entre ellos es-
taban su mentor Ludwig Oestreicher y otros de los que habían fi rmada el
protocolo del juramento secreto a favor del líder Beppo Römer (Horadam,
Meidert, Frombold)– por órdenes más bien particulares y contrariando el
deseo del gobierno del Reich, intervinieron en Silesia austral contra tropas
polacas de voluntarios activas allí. Lo más extraño es que Ruez ni siquiera
menciona esta movilización, que en círculos de Oberland hasta hoy se ve
como “heroica”.
Su trabajo como responsable de la conducción de una compañía pare-
ce que a fi n de cuentas no satisfi zo de veras a Ruez. Por un lado, relata que
hubo intentos continuos de parte de la Unión de Esparta de introducirse en
su tropa, y por el otro, se chocó con la idea de Hitler de que debía someter
su compañía al mando supremo de este (Crónica, ms.: 205).
Su negativa al respecto, tanto a Hitler como a los otros conductores de
compañías, le costó la membresía en el NSDAP, pero no tuvo otras conse-
cuencias . Pero esto probablemente no es verdad: luego de la intervención
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de la cúpula del NSDAP de Múnich y de la exclusión de Ruez del partido
en enero de 1921, en febrero se observa que fue degradado también como
conductor de compañía, puesto que se subdividió su compañía en dos mi-
tades para –según la interpretación ofi cial– crear la posibilidad de imponer
a otro conductor. En realidad, debe haberse tratado de una reacción del
comandante de Oberland Römer ante la fuerte crítica del NSDAP a Ruez y
a los rituales que había impuesto en su compañía.
Se sumaba a ello una disputa con el presidente de la policía muniquen-
se, quien –en vista de que Ruez tenía datos secretos sobre la implicación
de Pöhner en un asesinato ritual– hizo perseguir a Ruez hasta el puerto de
embarque en Hamburgo, pero luego lo dejó marcharse sin muchas moles-
tias (Crónica, ms.: 202, 205, 212), una vez que estuvo seguro de que Ruez
abandonaba Alemania para no volver y que, al parecer, no llevaba informa-
ción que pudiera dañar al presidente de policía Pöhner.

37 No existen pruebas de que hubiese otros conductores de compañía que se excluyeron
del NSDAP por presión de la central muniquense. Parece que es verdad, como lo infor-
maron en el Presidio Policial testigos en la primavera de 1921 en la “Causa Römer”, que
era tan solo la preocupación de que se pudieran llegar a conocer los rituales de recepción
y de servicio, parecidos a conjuraciones, lo que llevó a excluirlo de inmediato del partido
nacionalsocialista.