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88                         DARÍO PULFER



          Marco histórico


          El peronismo surge a mediados de la década del cuarenta. En 1946 se consolida
          en el gobierno a través de elecciones populares. En 1951 renueva mandato, tras
          la reforma constitucional que habilita la reelección de Perón y la ley que pro-
          mueve la participación electoral femenina.
            El aumento del apoyo político muestra un gobierno consolidado que puede
          irradiar cierta confianza, exhibir ciertos indicadores de mejora en el campo social
          y promesas en el orden económico.
            En perspectiva puede ser interpretado como un "Estado de bienestar peri-
          férico", ubicado en el orden de la posguerra. De manera creciente van siendo
          abandonadas, en el ámbito historiográfico, las perspectivas que buscan filiar al
          fenómeno peronista a los procesos autoritarios y totalitarios de entreguerras. Va
          imponiéndose una perspectiva de mayor relación con el mundo de la posguerra,
          el keynesianismo y los estados de protección social del mundo atlántico (Berro-
          tarán 2005; Rougier 2005), así como la vinculación con otros procesos latinoa-
          mericanos (Petrone y Mackinon 1998) en países de similar nivel de desarrollo
          como son los casos de Brasil y México.
            Se trata de un proceso que se presenta como una ruptura definitiva con un
          pasado oprobioso, que se experimenta como "fiesta" y que mira con optimismo
          el futuro. 2
            En ese contexto comienza, de todos modos, un período signado por una
          serie de cambios al interior de la sociedad y del gobierno.
            Consideramos central seleccionar una serie de esos cambios que permiten
          comprender mejor la muestra de materiales relevados, como son los temas liga-
          dos al papel del Estado, la planificación, la economía interna, la configuración de
          una nueva estructuración social, la política exterior y las tradiciones culturales.
            Si bien resulta elemento de polémica hasta la actualidad y las imágenes que
          se han construido en la historiografía y el ensayo sobre la realidad del Estado
          argentino en los años del primer peronismo, es indudable que existe una mayor
          presencia del mismo en las diversas esferas sociales. Esa ubicación del Estado
          en un lugar central hace hablar a algunos analistas de "matriz estadocéntrica"
          (García Delgado 1994), dadora de sentido y orientaciones a las diversas institu-
          ciones y actores.
            En cuanto a la planificación podemos considerar que, si bien el primer
          gobierno contó con un Plan Quinquenal, elaborado en base a los trabajos del
          Consejo Nacional de Posguerra, las normas originadas en la Secretaría de Tra-
          bajo y Previsión, luego convalidadas por el Parlamento, y las orientaciones ope-
          rativas promovidas por el gobierno, éste tuvo un carácter más bien de síntesis
          de materiales previos que de elaboración original. En cambio, el segundo
          gobierno promovió la construcción de un instrumento orgánico, en base a la
          participación de actores sociales como de los organismos públicos involucrados,
          que dio origen al Segundo Plan Quinquenal. Resulta importante detenerse en

          2    Ese orgullo y destino "peraltado" enlaza con un imaginario largamente amasado en la
          sociedad argentina, subrayado por numerosos visitantes y pensadores locales. Pérez Amu-
          chástegui, 1982.
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