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Huellas dispersas de Luis Fernando
               Ruez, médico, antropólogo y escritor


                                     Presentación




               El presente Cuaderno se dedica al incierto perfil de una sola persona, el
               médico, antropólogo y escritor Ludwig Ferdinand, en castellano Luis Fer-
               nando Ruez.
                  Nacido en Múnich, capital de Bavaria, en 1883, Ruez llegó a la Argentina
               con casi cuarenta años a fines de 1921 con su familia y permaneció en el
               país hasta su muerte, ocurrida en 1967. En esos cuarenta y cinco años hizo
               intentos de asentarse en varias zonas de la república. Su recorrido comen-
               zó con dos años y medio de residencia en el Chaco (1921-1924), zona de
               Charata; cuatro años en el Territorio Nacional La Pampa, en Unanué, cerca
               de General Acha (1924-1927) y dos años en varios empleos en Buenos
               Aires (1928-1930). Siguieron algunos meses en Santa Anita, Entre Ríos, un
               intento frustrado de asentarse en Corrientes y a partir de 1932 se estableció
               en el Territorio Nacional de Misiones, donde volvió a cambiar varias veces
               su domicilio, con la base de acción en el pueblo católico de Puerto Rico,
               que forma parte de las colonias organizadas por Adolfo Schwelm.
                  En sus comienzos albergó el sueño de asentarse como colono, pero fue
               su capacidad como médico todoterreno lo que determinó su accidentada
               historia, cuyo problema difícil de resolver era precisamente el ejercicio de
               la profesión.
                  Sabemos de otros médicos de la época que, igual que Ruez, se negaron
               a tener que revalidar sus títulos de la secundaria y de la carrera de Medicina
               en el país, como era y es requerido por la legislación local para ejercer re-
               gularmente su profesión. Un caso similar fue el del doctor Rodolfo Koessler,
               quien ejerció su profesión exitosamente durante décadas en San Martín de
               los Andes hasta que se estableció en el lugar un médico argentino, y de-
               bería haberse trasladado a otro destino. Esto no sucedió porque Koessler
               había atendido anteriormente en Junín de los Andes a la primera esposa del
               entonces oficial Juan Domingo Perón, quien, siendo más tarde presidente
               de la República, le otorgó un permiso excepcional para seguir trabajando
               en San Martín. También Ruez pudo trabajar libremente después de 1945,
               pues revistió cargos que presuponen una aprobación por parte de las auto-
               ridades sanitarias, aunque por ahora no se han podido hallar documentos
               oficiales sobre esta aprobación en la Argentina y ni siquiera sobre su res-
               paldo en una carrera universitaria y aprobación como médico en Alemania.
               Pero se observa que en sus últimas décadas gozó de prestigio y aceptación
               en instituciones oficiales.
                  En su primera estación, Charata, se establecieron en 1923 varios médi-
               cos argentinos, lo que llevó a que no pudiera seguir ejerciendo la profesión


               Cuadernos del Archivo V/9 (2021): 7-12
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