Francisco von Kemmer

Juan Francisco Adolfo von Kemmer, un «indio rubio» en primer malón de la paz.

Colaboración


El 15 de mayo de 1946, la comisión del Malón de la Paz sale de Abra Pampa. El segundo, comenzando des-de la izquierda, es Horacio Vallejo; luego, Carlos María Ruiz Alem, el teniente Mario Augusto Bertonasco y Daniel Dionisio con la bandera. Colección AGN.
La caravana en busca de justicia es una peregrinación. Hermógenes Cayo conduce en andas a la Virgen, en cercanías del Congreso. Colección AGN.
El Malón de la Paz, después de 81 días de marcha, próximo a llegar destino. En el centro de la estrella, un retrato del presidente Perón. Colección AGN.

Marcelo Valko, en su detallado y muy bien pensado libro sobre el Malón de la Paz (véase bibliografía), la épica marcha de un grupo de kollas por conseguir que la titularidad de sus ancestrales tierras se legalice por el presidente Perón en los primeros meses de su gobierno, nos sorprende de a poco con la historia de un alemán, el ingeniero agrónomo Francisco Von Kemmer. Estamos ante un viaje que se convirtió de triunfal en trágico pasando por episodios grotescos cuando la marcha política fue reinterpretada como folclórica.

Von Kemmer formaba parte del pequeño grupo de acompañantes blancos liderados por el teniente (R) Mario Augusto Bertonasco que, junto con los conductores indígenas, tomaron a cargo la logística del numeroso grupo que realizó a pie el largo trayecto desde Jujuy y Salta a Buenos Aires en 1946. Emerge como “el indio blanco” la figura de Juan Francisco Adolfo von Kemmer, que habría vivido en Patagonia antes de establecerse en Jujuy (cf. La Época del 4/8/46, que anota que Von Kemmer había trabajado 20 años en Patagonia y en el norte, durante 6 años por tierras de quichuas). Marchó con los indios hasta su día de gloria en Buenos Aires, cuando Perón los recibió en el balcón de la Casa Rosada. También los acompañó de vuelta en el desafortunado viaje en tren que los devolvió a sus provincias, y más tarde vivió en Salta trabajando en su profesión. Al relatar la ida, Valko no se ocupa de su perfil. Refiere que en Buenos Aires, Perón le concedió la ciudadanía argentina en forma honorífica. Después de la honrosa recepción, a diferencia de los voceros del grupo, Von Kemmer quedó alojado y luego encerrado con los indios en el Hotel de Inmigrantes hasta la expulsión forzada que se operó el 27 de agosto de 1946. La Opinión lo retrató como sigue (30/8/1946:5): “su estampa era inconfundible: porte elegante, faz angulosa, cabellera abundante y rubia y barba nazarena, típica fisionomía aria la suya que haría envidiar al más puro de los racistas germanos”. Luego de citar esto, comenta Valko: “En principio lo condenaba su origen alemán. El Reich acababa de perder la guerra y más de uno sospechaba que algunos agentes hitlerianos, tras la forzosa mudanza al Río de la Plata, se encontraban infiltrados hasta en las chacras de los pobres kollas.” (p. 181) Sin embargo, 20 años de vida en la Argentina profunda, como se le atribuyen, no forman nazis[1].


[1] En el CEMLA se registra solo una vez, el 20.5.1940, la entrada de Kemmer, Hans Franz Adolf, de 37 años, de profesión “comercio”.

Fue el único acompañante del grupo que se menciona para la vuelta. Ni Bertonasco, ni los otros que no eran jujeños o salteños volvieron al norte, mientras Von Kemmer siguió después viviendo en Salta y apoyando a los exmaloneros cuando era preciso.

https://www.bn.gov.ar/micrositios/libros/ensayo-ciencia-humanidades/los-diarios-del-malon-de-la-paz


Bibliografía:

Mariano Valko. Los indios invisibles del Malón de la Paz. De la apoteosis al confinamiento, secuestro y destierro. Con introd. De Osvaldo Bayer. 3a ed. Buenos Aires: Continente 2016.

Cayo, Hermógenes y Mario Augusto Bertonasco. Los diarios del Malón de la Paz. Prólogo y notas de Marcelo Valko. Buenos Aires: Biblioteca Nacional Mariano Moreno, 2023.