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LA HISTORIA DE COLONIA LIEBIG Y SU COOPERATIVA AGRÍCOLA 33
valor de su lote, pagando el saldo del valor de la tierra en 5 anualida-
des iguales con el 7% de interés, si es que no prefiere pagarlo todo al
contado. (Id.)
Los colonos habían propuesto que este tipo de decisiones se tomara en una
instancia de arbitraje, en la cual debía participar un colono, un representante de
la compañía y una tercera persona, pero al parecer la compañía no estaba
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dispuesta a que esto fuera de esa manera.
Finalmente, los colonos decidieron firmar los contratos tal como los presentó
la Compañía Liebig, confiando en que ésta cumpliría con las promesas de flexi-
bilidad, porque no tenían otra opción y porque para ellos era sumamente nece-
sario contar con un documento escrito que les diera alguna seguridad jurídica.
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Pero la relación en que quedaron los colonos fue de total dependencia hacia la
Compañía Liebig, por lo menos hasta que pudieran pagar sus lotes. Para poder
cumplir con las duras obligaciones de pago que les había impuesto la Compañía
Liebig, los colonos decidieron asociarse para vender sus productos en lotes
mayores y a precios más competitivos. Es así como pronto surge una comisión
encargada de organizar la cooperativa, encabezada por el Sr. Roberto Suntheim,
y el 19 de diciembre de 1926 se funda la Cooperativa Agrícola de la Colonia
Liebig, cuya historia contaremos en los capítulos siguientes.
2. Los primeros cincuenta años como productores de materia
prima
Si bien el concepto de cooperativismo no era ajeno a los colonos y se puede
afirmar que éstos ya traían consigo la idea, el día de la fundación de la coope-
rativa, un Comisionado del Ministerio de Agricultura de la Nación dio una con-
ferencia sobre los objetivos, las bases y los métodos propios de las cooperativas
en general y de las cooperativas agrícolas en particular. La cooperativa se
enmarcó desde un principio en la ley nacional que regulaba este tipo de asocia-
ciones (Ley 11.388 sobre "régimen de sociedades cooperativas"), lo cual se
demuestra, entre otras cosas, por el hecho de que aunque todos los socios
fundadores hablaban alemán como lengua materna y tenían un escaso o nulo
manejo del español, tanto las actas de las sesiones del Consejo Administrativo,
como las de las Asambleas Ordinarias y Extraordinarias, se redactaron desde
el primer día en español. En la oralidad, sin embargo, se mantuvo el alemán
hasta la década del 40, cuando se empezó a hablar español en las sesiones del
Consejo y en las Asambleas, sobre todo porque el presidente electo para el
Consejo Administrativo no era de origen alemán (véase el apartado 2.1 "La estra-
tegia de paz durante la guerra").
14 Borrador de carta a la Liebig Extract of Meat Co., Ltd. escrito por los colonos (Colonia
Liebig, sin fecha). PAAA, Embajada de Alemania. Buenos Aires, box 68.
15 Anotación sobre 2349/25 de J. Renner (empleado de la Embajada Alemana) (25/02/1926).
PAAA, Embajada de Alemania. Buenos Aires, box 68.