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38 NATALIA LOBO
3. Crisis y cambio de rumbo: la industrialización de la cooperativa
Se puede afirmar que el camino recorrido por la cooperativa hasta los años 70
fue penoso y con grandes altibajos. En ese período se hicieron muchos intentos
por salir adelante con la venta de diferentes productos, como el tung, el maíz,
el maní o el arroz. Con la venta de arroz se insistió hasta finales de 1957, cuando
definitivamente se decidió vender el molino de arroz y hacer un convenio con la
Cooperativa de Apóstoles para entregar allí el arroz de los socios. Lo único que
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pudieron producir y vender de manera sostenida fue la yerba mate. Sin embargo,
aunque desde el año 1929 ya se hablaba en las asambleas de vender yerba con
marca propia directamente al consumidor, este proyecto quedaría mucho tiempo
pendiente.
Hasta que por fin pudo superar definitivamente las dificultades financieras,
la cooperativa sobrevivió gracias a las reiteradas gestiones del Consejo Admi-
nistrativo para conseguir prendas agrarias y créditos del Banco Nación, el Banco
Hipotecario y otras entidades financieras (como el Banco Alemán Transatlántico
de Buenos Aires) y fundamentalmente gracias a la confianza de aquellos socios
que no abandonaron el proyecto cooperativo aún en los peores momentos.
El escaso margen de capital con el que contaba y todos los obstáculos
económicos y administrativos que debió sortear no impidieron, sin embargo,
que la cooperativa ejerciera una influencia positiva en el desarrollo económico
e institucional de la zona. Con el tiempo fueron admitiendo entre sus socios a
productores de todos los orígenes (sobre todo polacos y ucranianos, que ocu-
paron los lotes que no habían podido pagar algunos colonos alemanes, y más
tarde ingleses y criollos, que también fueron comprando lotes en la zona) y
también favorecieron la instalación en Colonia Liebig de las sedes de diferentes
empresas de servicios públicos (estatales o privadas) como el Correo Argentino,
el Banco de Corrientes o la Compañía Internacional de Teléfonos, a la cual la
cooperativa donó en el año 1935 un terreno para la instalación de la central
telefónica. La cooperativa también se encargó en sucesivas ocasiones de
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construir y mantener caminos y puentes e hizo donaciones a hospitales públicos,
escuelas e institutos de investigación, como el Instituto Agrotécnico de Misiones.
La imposibilidad de contar con un molino de yerba propio mantuvo a la coope-
rativa durante mucho tiempo en el rol de productora de yerba canchada, sin llegada
directa al consumidor. Encontrarse en este eslabón de la cadena productiva signifi-
caba estar atada a las constantes crisis del sector, que tuvo uno de sus puntos más
críticos en la década del 70. En el año 1970, debido a la superproducción de yerba,
los productores nuevamente se vieron obligados a respetar cupos reducidos de
cosecha y a recibir un magro precio por el producto, mientras debían hacer grandes
desembolsos para limpiar anualmente todo el yerbatal que, sin cosechar, se trans-
formaba en un verdadero monte desaprovechado. A finales de esa década fue
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necesario tomar una decisión: continuar vendiendo yerba canchada o asumir el
riesgo de agregar valor al producto y llevarlo al mercado como producto elaborado.
27 Acta Nº 55 de la Asamblea General Extraordinaria del 10 de noviembre de 1957.
28 Acta No. 145 de la sesión del Consejo Administrativo del 17 de marzo de 1935.
29 Acta No. 71 de la Asamblea General Ordinaria del 31 de mayo de 1970.