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            Tras resolver las dificultades al desembarcar, el destino final de una parte de
          estos inmigrantes, que viajaron en tren de estación Lacroze a Apóstoles (Misio-
          nes), no fue el Paraguay, sino el Paraje km 517 (Corrientes) o Puesto Curuzú,
          nombre guaraní de la Cruz Grande, testimonio de las épocas jesuitas. Desde
          1900 la Estancia La Merced y otras 15 eran propiedad de la sociedad South
          American Cattle Farms Ltd., subsidiaria de Liebig’s, una red de estancias gana-
          deras con plantaciones de citrus, elaboración de aceite de tung y cultivo de
          yerba mate. (Para ampliar, recomiendo leer la investigación de Natalia Lobo, "La
          historia de Colonia Liebig y su cooperativa agrícola", 2018).



          A modo de cierre

          La Compañía Liebig’s Extract of Meat significó un conjunto de innovaciones
          tecnológicas, en el proceso de la carne, pero también empresariales y organi-
          zacionales para su época. Hoy, 150 años más tarde, la visión emprendedora de
          Liebig, Giebert, Günther debería motivarnos con su ejemplo.


                  La empresa impulsada por Giebert y Liebig es el primer aporte integral
                  para el aprovechamiento de la ganadería, como actividad económica
                  rentable  y  sustentable  a partir de un  recurso  renovable  con  una
                  impronta diferente a la tradicional explotación extractiva del continente
                  americano. Su orientación por la innovación tecnológica al servicio del
                  agregado de valor como estrategia motora de sus proyectos, bus-
                  cando generar valor a lo largo de toda la cadena productiva, debe
                  hacernos reflexionar sobre la vigencia de estos visionarios emprende-
                  dores (Lewowics 2016: 12).
          Hasta ahora las investigaciones estuvieron enfocadas en la historia de las fábri-
          cas de Fray Bentos, Pueblo Liebig y la historia de la Compañía bajo la mirada
          del desarrollo de una empresa inglesa; desconociéndose buena parte del origen
          belga-alemán, a excepción de los trabajos de la arquitecta María Marta Lupano,
          que trabajó con la documentación del Archivo del Museo de la Revolución Indus-
          trial, en Fray Bentos y la doctora Lucía Lewowics, quien investigó en archivos
          alemanes, belgas, franceses e ingleses relacionados con esta historia global.
            Existe mucha dificultad para acceder a fuentes primarias de documentación:

                  Aún no se cuenta con suficientes experiencias de utilización de archi-
                  vos de empresas. Algunos propietarios de fábricas desconocen el
                  valor que representan esos reservorios documentales para los histo-
                  riadores... muchos archivos se han perdido o destruido… otros, temen
                  la exposición pública de decisiones privadas… y el archivo se con-
                  vierte en sinónimo de lugar secreto e inaccesible (Lupano 2008: 3).
          Mi experiencia en los datos recientemente descubiertos son producto de cir-
          cunstancias casuales, que a su vez me llevan a nuevas búsquedas, y general-
          mente a grandes sorpresas. Esto fue lo que sucedió con el rescate de los planos
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