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96 GERMÁN C. FRIEDMANN
génea coalición política que encontró un elemento aglutinante en el antifascismo
y en la apelación a la defensa de la “argentinidad”. Más allá de sus enfrentamien-
tos, los integrantes de Frei-Deutschland- Bewegung y de Das Andere Deutschland
conformaron el ala germanohablante de aquel movimiento variopinto. Sus diversas
denuncias sobre la infiltración nacionalsocialista en la Argentina no solo tuvieron
una fuerte repercusión en la opinión pública, sino que suscitaron la intervención
del gobierno nacional, incrementando la enemistad e incluso el odio indiscriminado
hacia los alemanes que se percibe en las crónicas realizadas tanto por quienes
apoyaban al régimen nazi como por sus detractores. Así, debe destacarse que la
intensa labor propagandística desplegada tanto por el Frei-Deutschland-Bewe-
gung, como por Das Andere Deutschland tuvo un efecto “boomerang” sobre los
mismos alemanes que se oponían al Tercer Reich, tanto sobre aquellos antinazis
de la “primera hora” como sobre quienes se reivindicaban como los verdaderos
nacionalsocialistas. En este sentido, Fricke atribuyó gran parte de los problemas
de su agrupación a que los aliados y sus simpatizantes, –quienes, desde su pers-
pectiva, no solo deseaban “la caída de Hitler sino la fragmentación de Alemania”–
habían “asimilado la oposición germana al movimiento hitleriano” (Bruno Fricke
1943-45: 2). Este análisis era frecuente en el ambiente de habla alemana de la
Argentina, preocupado por la creciente equiparación entre “nazi” y “alemán” rea-
lizada por una parte considerable de la opinión pública local.
Las páginas del AT reflejaban la toma de conciencia por parte de los antina-
zis acerca de las consecuencias potencialmente catastróficas que la campaña
contra Hitler por ellos fomentada podía tener para el conjunto de los alemanes
radicados en la Argentina. A partir de un conjunto de denuncias realizadas en
el mismo periódico (la mayoría de ellas por Heinrich Grönewald) contra la
supuesta infiltración de una “quinta columna” nacionalsocialista en la comunidad
alemana local, el diputado nacional Juan Antonio Solari exigió que se tomaran
medidas drásticas, cuyas consecuencias fueron interpretadas por la redacción
del diario como perjudiciales para el conjunto de la Deutschtum (alemanidad).
En una nota titulada “So geht es nicht, Herr Solari” (Así no puede ser, señor
Solari), Peter Bussemeyer enfatizó la importante contribución de los alemanes
al desarrollo del país y llamó al diputado socialista a “no tirar al niño con el agua
de la bañadera”, señalando que no se debían implementar medidas represivas
indiscriminadas, sino concentrarse exclusivamente en los dirigentes nazis (AT,
22 de octubre de 1940). Esta sensación de una equiparación casi total entre
alemanes y nazis, generalizada con respecto a los germanohablantes, fue expli-
citada por Lothar Sulzberger quien, a comienzos de 1943, expresó en la publi-
cación de Das Andere Deutschland su descontento y resignación al sostener
que “todo lo que tuviera un nombre alemán era sospechoso”. Incluso, señalaba
Sulzberger, “el alemán leal para con el país anfitrión, el antifascista, el refugiado,
también era indeseable” (DAD, 1/1943: 9). Claro está que tratándose del movi-
miento dirigido por Otto Strasser, quien fuera una de las personalidades más
importantes en la etapa de conformación del nacionalsocialismo como partido
de alcance nacional en Alemania, y representado localmente por Bruno Fricke,
quien se había destacado en la SA, los intentos de equiparar a sus integrantes
con el régimen gobernante en Alemania resultaban menos forzados o capricho-
sos que en otros casos.