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            Aquellas denuncias tuvieron una enorme repercusión en la prensa, en el
          Congreso y en la opinión pública en general, entre otras cosas, porque se pro-
          pagaron en un ambiente político que desarrolló un nacionalismo cada vez más
          exclusivo que rechazaba los valores y la cultura de los inmigrantes como algo
          ajeno a la "auténtica argentinidad". En este sentido, una serie de debates que
          tuvieron lugar en la Cámara de Diputados resultan muy ilustrativos de las diver-
          sas posturas existentes frente a las supuestas amenazas contra la Argentina,
          mostrando la generalización de una concepción exclusivista de la nacionalidad
          y su utilización para descalificar al adversario político (2009).
            En mayo de 1938, y basándose en las denuncias sobre la infiltración nazi en
          las escuelas de la comunidad alemana, el diputado socialista Enrique Dickmann
          presentó un proyecto para investigar "las actividades ilícitas de organizaciones
          extranjeras", en las cuales, señalaba, se realizaba una "obra destructiva" de la
          nacionalidad argentina que fomentaba un "espíritu de minoría" que facilitaría la
          "intervención alemana en nuestro país" (Congreso nacional, Cámara de Diputa-
          dos, Diario de Sesiones, 18/5/1938: 213-225). En junio de 1939 Dickmann amplió
          sus acusaciones y señaló que los nacionalsocialistas no se limitaban ya a coop-
          tar a los germanoparlantes, sino que operaban también sobre "elementos ultra-
          reaccionarios de la población" local que conspiraban contra "nuestra nación"
          (Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, 19/6/1939: 474).
          El diputado radical, Raúl Damonte Taborda sostuvo que quienes atacaban la
          libertad, la democracia y nuestra soberanía" eran "alimañas antiargentinas" ani-
          madas por "el espíritu del conjurado Álzaga, el enemigo de la patria, que acabó
          en la horca levantada a los traidores en 1812" (Congreso Nacional, Cámara de
          Diputados, Diario de Sesiones, 15/6/1939: 639).
            El también dirigente radical, Arturo Frondizi, auguraba fuera del ámbito parlamen-
          tario un futuro no muy distinto para los enemigos internos. Quien diecinueve años
          más tarde se transformaría en presidente de la Argentina consideró que "la penetra-
          ción nazi" era "parte de un siniestro plan de avasallamiento de nuestra vida nacional"
          y señaló que el principal peligro radicaba "en los nazis de aquí, esa ‘quinta columna’
          que debemos aniquilar urgentemente" (Frondizi 1939: 56-59). Esto lo señaló Frondizi
          en una asamblea del Comité Contra el Racismo y el Antisemitismo en la que participó
          Alfred Dang, otro exiliado alemán que ya por entonces dirigía la escuela Pestalozzi .
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          Presentándose en aquella ocasión simultáneamente como un "ciudadano argentino
          naturalizado" y como "representante de los alemanes libres," Dang elaboró un dis-
          curso que exhibía un registro bélico en el que señalaba que el mayor riesgo de la
          "infiltración nazi" en las escuelas era su potencial arraigo en la conciencia de "nues-
          tros hijos," algo contra lo cual era mucho más difícil de "luchar que contra las balas
          y bayonetas de un enemigo armado" (Dang 1939: 38-40).




          3    Alfred Dang nació en Kaiserslautern en 1893. Estudió historia, filosofía y germanística en
          Giessen. Su militancia política y su matrimonio con una "no aria" lo llevaron a Ginebra. Allí
          trabajó en un comité que ayudaba a refugiados políticos alemanes a escapar a Suiza. Debido
          a sus actividades periodísticas mantuvo contacto con el director del Argentinisches Tageblatt,
          quien le ofreció la dirección de la escuela Pestalozzi, cargo que ocupó desde su arribo a la
          Argentina en 1934, hasta su jubilación en 1953. Falleció en Buenos Aires en 1957.
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