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86 CLAUDIA GARNICA
voluntad de ascenso social. Esta es una de las pocas menciones de la novela que
relacionan al contexto argentino con la política alemana. El representante de Ale-
mania no es un personaje simpático ni tiene un buen papel en la trama, ya que es
quien toma a la mujer de Morath, lo que para el personaje es más bien un alivio:
Haidée es superficial y ambiciosa, para ella Morath es solamente un escalón en
su voluntad de ascenso social y de conseguir un marido que costee sus elevados
gastos. Es un personaje plano, que sorprende poco al lector y se comporta como
una bonita muñeca para la que las apariencias son lo único valioso. Por eso, el
narrador presenta de manera natural el hecho de que Morath sea reemplazado
por el embajador, quien en el camino de Haydée representa un logro significativo.
El joven médico se entusiasma con la idea de acompañar a Jará, un militar para-
guayo que encabeza una revolución fallida y muere. Esto le permite salir de la capi-
tal del país y conocer otras realidades fuera del hospital y de la alta sociedad porteña.
Pasa también un tiempo en la estancia "Las aves", que pertenece a su mujer. Final-
mente renuncia al hospital para trabajar en el nuevo sanatorio de Lou, pero en un
final poco realista llega a mucho más: en el tramo final de la obra, compuesto con
menos detalle que lo anterior, como un Deus ex machina el Instituto Rockefeller apoya
su proyecto para mejorar la salud pública en el norte del país y el Ministro Ezcurra lo
nombra Jefe de Salud Pública del norte de la Argentina. Así, Morath realiza su sueño,
el de llevar adelante su carrera de médico al servicio de la gente necesitada y no
simplemente siguiendo al dinero o a su posición social. Quiere hacer el bien y –en
un contexto más bien irreal– encuentra el camino para lograrlo.
Es oportuno suponer que estas novelas no fueron bien recibidas por la clase
conductora de la colonia alemana de la época, ya que la desnuda en sus peores
perfiles y en ocasiones constituye una amarga sátira sobre sus actos y su falta
de hombría de bien. Newton se refiere a las novelas como "la más salvaje acu-
sación a la élite local" (1977: 174). Sin embargo, el lector común germanohablante
de la Argentina puede haberse identificado rápidamente con el personaje, que
es altamente positivo y no se siente bien entre los ricos sino con los desposeídos.
Por ello, abandona una vida de apariencias por una vida activa en la que puede
actuar como factor de cambio en la salud pública. El Hospital Alemán, en sus
múltiples facetas, está presente como escenario principal o secundario en las
dos novelas, pero mucho más en la primera, ya que el sueño realizado de Morath
no tiene que ver con el hospital sino que trasciende sus límites.
Si se toman a las dos novelas podría considerarse que el personaje realiza el
recorrido del héroe de un Bildungsroman: parte de una situación inicial de confusión,
debe superar obstáculos y sufre, hasta que resuelve sus conflictos vitales en función
de ser útil a la sociedad. La acción no es lo fundamental para el autor, ya que es
escasa, sino la presentación del entorno y las dudas de Morath sobre su labor como
médico y su función en la sociedad. Así como en la introducción cité a Bejamín Bryce,
me gustaría concluir el artículo también con una cita de él, quien asegura:
Tal vez más que ninguna otra institución, el Hospital servía como la
cara pública de la colectividad. Se comprueba esto en las descripcio-
nes del mismo, en el carácter público de sus recaudaciones, en el
reconocimiento de su importancia de la élite argentina, en la cantidad
de pacientes no germanohablantes que pagaban para recibir trata-