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           Helge es un héroe de las sagas islandesas. Representa el ímpetu guerre-
           ro, en contraposición a su hermano Hroar que simboliza la prudencia. Es
           Hroar quien funda el Estado danés, luego de aprovechar las matanzas y
           los saqueos que Helge conduce sobre los enemigos. Más tarde, Helge se
           casa con Yrsa, sin saber que es su propia hija. Cuando la reconoce, se sui-
           cida, pagando con la muerte su doble transgresión —matanza e incesto— y
           cumpliendo así su destino. La valentía de Helge, y acaso su figura trágica,
           podría haber motivado a Ruez a escoger su nombre para el Freikorps. Ca-
           bría señalar también un fenómeno más general ligado a la adopción de
           nombres míticos a la hora de emprender acciones políticas. Dicho gesto
           es el correlato de la experiencia de “suspensión del tiempo”, por la cual el
           mito, a la vez antiguo y siempre nuevo, irrumpe en la historia inaugurando
           una cesura radical (Jesi 2014: 54-55). Así las cosas, el Freikorps Helge su-
           pera los cien milicianos distribuidos en tres pelotones de infantería y uno
           de artillería y, bajo las órdenes de Ruez, disputa con “los rojos” la zona de
           Rosenheim en una “batalla constante, silenciosa y tenaz por las armas”
           (Familienchronik ms.: 203).
              Ruez relata las circunstancias que lo obligan a huir de Alemania. En
           primer lugar, revela que los comunistas se infiltraron en sus tropas, lo que
           motiva que los suyos lo acusen de traición. Seguidamente, tiene un fuerte
           conflicto con Ernst von Pöhner , jefe de policia de Múnich, a quien amena-
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           za con una granada. Por último, se enemista con el propio Hitler, “ese fula-
           no de Bohemia”, por no subordinarse a su mando con el Freikorps Helge .
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                 Finalmente, mi situación se había vuelto insostenible. Estaba en vein-
                 te listas negras de los Rojos. No había un día sin que fuese agredido o
                 asaltado, con daños considerables. Los judíos me habían entablado
                 una demanda por delitos contra la religión, por mi conferencia sobre
                 el Talmud, gané la demanda pues el proceso se detuvo para que no
                 llegara a juicio. Así que levanté mi casa, vendí todo a precios bajos,
                 ahora estamos listos para irnos, mañana partimos. (Ibid.: 203-204)

           Resulta evidente que Ruez no emigra a la Argentina por elección o por
           necesidades económicas, sino escapando de una guerra civil en la que
           ha tenido una participación activa del lado de las fuerzas paramilitares
           nacionalistas. Perseguido por los comunistas y marginado del partido real
           bávaro y los nazis, emprende con su familia la fuga hacia Hamburgo con
           la intención de embarcarse con rumbo a Sudamérica. En el trayecto sufre
           un último atentado por parte de desconocidos pero, contando con la pro-
           tección policial del gobierno de Múnich, logra embarcarse con los suyos
           11    Ernst von Pöhner es el jefe de la policía muniquense en el gobierno de Johannes
           Hoffmann, contra quien, sin embargo, organiza el golpe que lleva al poder a Gustav von
           Kahr. Participa en el fallido putsch nazi de 1923, lo que le vale la prisión. Tras ser liberado,
           muere en un accidente en 1925.
           12    En una carta al American Guild for German Cultural Freedom de septiembre de 1938
           Ruez se presenta como “probablemente la primera víctima de Hitler”. Y agrega: “Hitler en
           ese tiempo estuvo varias veces sentado a mi mesa. Por desgracia no presté atención a mi
           esposa que dijo ya en ese entonces: «Ten cuidado con ese fulano de Bohemia, no saldrá
           nada bueno de él»”. Ver en este Cuaderno: 90.
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