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FERRARI, LA PLATA MONATSSCHRIFT 13
y oficios”. A esto se suma la escasa población y el espíritu pueblerino que
domina en el país.
El libro se completa con un índice bilingüe de la publicación, que nos
proporciona una perspectiva general y particularmente adecuada de su
contenido.
Este volumen permite una aproximación al itinerario y a los contenidos
de una publicación muy poco conocida y estudiada y de la que se conser-
van escasos ejemplares. En síntesis, el libro de Ferrari lleva a cabo un apor-
te sustantivo al conocimiento de la historia de la inmigración alemana, de la
ciencia argentina y de los modos en que se exploró el territorio del país en
la segunda mitad del siglo XIX.
Pablo Buchbinder
Patricia Arenas, Lena Dávila, eds. El americanismo
germano en la antropología argentina de fines
del siglo XIX al siglo XX. Buenos Aires: Ciccus, 2020.
523 pp. ISBN 978-987-693-776-4
En estos últimos años va en aumento en Argentina el interés por la histo-
ria de la investigación en el país, y específicamente se estudia el estrato
fundacional, cuyos rastros se perciben en forma numerosa a partir de
la presidencia de Sarmiento, cuando se comenzó a invitar a científicos
de diferentes nacionalidades para dar impulso a la modernización de los
estudios en la Argentina. Desde fines del siglo XVIII en Europa y en los
Estados Unidos habían cobrado importancia los estudios de la naturale-
za. Se formaron allá numerosos naturalistas, más de los que hacían falta
para describir la naturaleza de su propio entorno y con el afán de ampliar
terreno, mientras en la América austral todavía predominaba la formación
a manos de la iglesia católica, con todas las restricciones acumuladas a
través de los siglos. Varias generaciones de universitarios extranjeros bien
formados y aptos para la descripción e investigación de la naturaleza en-
contraron un suelo fértil para su actividad en los países del Nuevo Mundo.
Los países de habla alemana poseían en el siglo XIX varias universidades
en las que se formaban físicos, químicos, biólogos, médicos y en cu-
yas facultades de filosofía se desarrolló la arqueología y la antropología.
También disponían de escuelas especializadas que formaban ingenieros
mineros, geólogos, etc. A diferencia de Inglaterra, Francia, España y Por-
tugal, estos países no poseían colonias o excolonias en las que pudieran
aplicarse sus saberes, y es así que la formación recibida en sus altas ca-
sas de estudios pudo ser aprovechada por estados de ultramar, como los