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ARENAS Y DÁVILA, EL AMERICANISMO GERMANO 17
Falta sin embargo hablar del trabajo de Cecilia Hidalgo “Redes de cono-
cimiento de ayer y de hoy”, cuyo contenido se esperaría en un pre o post-
facio. Se emplazó en el centro del libro quizá para que no suscite el interés
de los observadores oficiales y funcionarios cuyo apoyo era necesario para
realizar el libro. Hidalgo analiza en un breve párrafo (pp. 302-303) lo que
significaron las redes entre germano hablantes, estudiadas por el grupo
de autores, pero se centró en discutir la conformación del grupo interdis-
ciplinario y heterogéneo que elaboró los temas del libro constituido, y las
dificultades intrínsecas e institucionales para lograr en estas circunstancias
un trabajo homogéneo.
Hasta aquí los contenidos. Pero quisiéramos agregar algunas observa-
ciones. Cualquier lector valorará el esmero con el que se transcribieron los
nombres de personas, instituciones y títulos alemanes. No es usual esta
prolijidad en las referencias y es alentador encontrarla (sobreseemos algún
error referido a informaciones dentro del grupo germánico). Como lectora
formada en otra disciplina (letras), a la presente reseñadora le falta una
introducción que ubique históricamente el panorama general argentino y
dentro de este, el papel de los germanos. Hubo que recurrir al libro de
Wilhelm Lütge y otros, Los alemanes en la Argentina. 500 años de histo-
ria (edición en castellano, Buenos Aires: Biblos, 2017, pp. 397-398), para
recordar que por lo menos otros dos importantes antropólogos alemanes
trabajaron durante décadas en el país: Georg von Hauenschild y Federico
C. Mayntzhusen, lo que suscita la pregunta cómo pueden faltar. Habría
que agregar también a Rodolfo Kusch, hijo de alemanes y con propues-
tas trascendentes dentro del americanismo. Ante todo por su trabajo en
la periferia. Resulta extraño que falten antropólogos de relieve, mientras
que sí se dedicaron artículos a un botánico como Paul G. Lorentz con sus
observaciones marginales sobre los indígenas y a Wilhelm Vallentin, un via-
jero del que se registra sobre el tema casi nada más que haber dicho “aquí
nunca hubo indios”... Por otro lado, frente al libro de Lütge et al. (que no
está citado en los artículos) el panorama se enriquece notablemente con
las figuras de Roth (como antropólogo), Methfessel, Weiser, Ruez, y varios
otros actores germanos de menor relevancia. Desde luego, las menciones a
Burmeister y el trabajo sobre la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba
son necesarios, pero son preliminares a la sustancia. Intuimos que el libro
podría funcionar aún mejor como obra unitaria sobre su tema si se hubiera
planteado como materia introductoria el panorama de etnólogos, arqueó-
logos, antropólogos argentinos –Florentino Ameghino, Francisco Moreno,
Juan Bautista Ambrosetti, Samuel Lafone Quevedo– ya instalados cuando
llegaron especialistas formados en antropología desde Alemania. Se po-
dría esbozar la relación de estos anticuarios locales con la disciplina en
Europa, la posible influencia de Burmeister u otros hombres de ciencias,
también franceses, ingleses etc., y cómo acogieron a los advenedizos. Al
entender de quien aquí escribe, el grupo dirigido por Lena Dávila y Patricia
Arenas realizó un gran logro al haber reunido estos temas, basados en la
tradición académica europea y la lengua y formación alemanas, aunque
los actantes, de vivir hoy, serían checos, polacos o rusos (y, digámoslo de
paso, como tales aparecen anacrónicamente en algunos de los artículos).