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GONZÁLEZ, LOS HEREDEROS                  21



               ciones para la toma de posesión de Pueblo Liebig en 1975, coincidiendo
               con los deseos colectivos y la acción legislativa de un habitante del pueblo.
                  “Una compañía inglesa con nombre alemán” (cap. 2), representa una mi-
               rada parcial del origen de “LEMCO, un coloso de la industria cárnica” y me
               remito a la publicación de Lucía Lewowicz (2016), quien investigó los docu-
               mentos de archivo en diversas instituciones de Alemania, Bélgica, Holanda,
               Francia, Inglaterra y Uruguay y me inspiró en mi línea de trabajo sobre el:
               “Origen alemán de un emprendimiento inglés” (Ortea 2019). Según estos
               estudios el nombre Liebig’s no es un homenaje al químico, como sí lo fue la
               elección de “Pueblo Liebig” en 1975, sino que fue un acuerdo empresarial
               y comercial. “El Baron Justus von Liebig la dirigió intelectualmente durante
               los últimos 10 años de su vida” (Lewowitz 2016: 20). Junto a Georg Chris-
               tian Giebert –hasta la muerte de ambos en 1873/74– formaron un equipo
               científico y tecnológico para buscar respuestas a las necesidades de “ricos
               y pobres”; y fueron los accionistas belgas y alemanes quienes conocían el
               mercado. Charles E. Gunther, hijo y sobrino de esos inversores y ya nacido
               en Londres, como chairman de Liebig’s (1895 a 1932) tuvo la visión de la
               expansión transnacional –tanto en tierras como fábricas– hasta la Primera
               Guerra Mundial que cambió la cartografía mundial. A partir de entonces el
               esfuerzo de la Compañía por “desalemanizar” el nombre, reducir su peso
               en la marca y cuidar el consumo de los alimentos provocó la “desaparición”
               de aquellos pioneros innovadores y emprendedores definidos “por un estilo
               de ser, de pensar y de hacer que caracterizó a Alemania durante la primera
               mitad del s. XIX” (ibid.: 79).
                  “Un  pueblo  para  una  fábrica”  (cap.  5)  describe  el  pueblo  industrial  –
               conceptualmente,  una  company  town  en inglés– esto  es, todo un  con-
               junto productivo y residencial, “donde se tejieron, entrelazadas, las vidas
               de cientos de trabajadores, trabajadoras y sus familias, que crearon y re-
               crearon diferentes sentidos de comunidad” (p. 138). Desde la historia ur-
               bana conocemos que Fábrica Colón se superpuso a la traza del saladero
               existente y como tal comenzó su producción. La planificación en 1903 del
               ingeniero Federico Meyer (brasilero de origen alemán) es una ampliación
               como fábrica de extracto de carne con el diseño de un pueblo –viviendas y
               equipamiento– alrededor.
                  “Habitar el pueblo” (cap. 6), es un apartado donde al proponer “explo-
               rarlo como espacio, como lugar practicado [...] y sus maneras de habitar-
               lo” (p. 146), nos permite descubrir un espacio de jerarquías cruzado por
               la clase, la etnia y el género: arriba, los ingleses; abajo, los trabajadores
               temporarios correntinos y entre ambos, el nosotros: los hombres y muje-
               res comunes. La riqueza de los testimonios orales recabados, al ampliar el
               espectro de los entrevistados más allá del pueblo y alejarse de la historia
               oficial, potenció al recurso como fuente para reconstruir e interpretar los
               hechos no documentados.
                  “Del trabajo de la carne al trabajo de la memoria” (cap. 7), explica el
               proceso de reestructurar vidas y subjetividades al fin del trabajo que les
               deparó tiempos muertos desconocidos. Esta explosión de memorias como
               forma de resistencia al olvido es la mejor evidencia del deseo colectivo de
               los habitantes del pueblo de “crear y transmitir identidades y pertenencias”
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