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24 RESEÑAS: REGULA ROHLAND
habla alemana y sus contactos con la de los judíos rusos, polacos, húnga-
ros y otros, arraigados desde fines del siglo XIX en Argentina, que en aque-
llas décadas todavía se comunicaban en ídish. El ídish era el idioma en que
se representó su obra de teatro Nur ein Judenweib (Solo una mujer judía) y
en el que publicó numerosos artículos, ante todo en el periódico Di Presse.
Hübner alentó a otros investigadores a ocuparse de temas del exilio,
inspirando así una cantidad de artículos sobre Emma Barta-Mikl, Isabel
Reinke y Hertha Landshoff, en el Cuaderno del Archivo (II/4, 2018) y en
Wikipedia, como el que se dedicó a David J. Vogelmann, en ocasión de sus
pocas traducciones para Zech (que mencionamos a título de ejemplo). Re-
unió también una apreciable colección de libros y materiales sobre el exilio
alemán en Argentina y el entorno en el que actuó su biografiado.
En nueve capítulos subdivididos por subcapítulos breves y un epílogo,
que guían a través de la accidentada y productiva vida del poeta y escri-
tor, la biografía abarca desde los ancestros de Zech, los estados de su
vida antes de la emigración y su vida de emigrado en la Argentina hasta la
muerte. Se agregan, a partir de la página 820, otras 120 páginas con fuen-
tes y bibliografía –sin notas explicativas–, mientras que las cerca de 3000
notas al texto narrado de la biografía solo remiten a esta sección. Toda
la información se comprime en el texto principal, integrando innumerables
citas del mismo Zech, de sus corresponsales y otros contemporáneos y de
la prensa de la época. Es una narración compacta que sigue paso a paso
los accidentes y avatares de la vida de Zech. Proveniente de un ambien-
te sórdido en Prusia Occidental, una zona con explotación de minas de
carbón, Zech volverá a tener contacto con esta profesión en Bélgica y en
la zona del Bergisches Land alrededor de Elberfeld-Barmen (que décadas
más tarde se fusionan en la ciudad de Wuppertal), y dedicará a ella obras
narrativas y líricas. Adolescente, se instala en Elberfeld-Barmen –que adop-
tará como patria ficticia– y más tarde, en Berlín. Se conecta pronto con los
círculos artísticos, se hace amigo de algunos de los grandes escritores,
como Stefan Zweig y Else Lasker-Schüler y se convierte en colaborador
de publicaciones grupales y más adelante en editor de revistas. Pese a no
haber gozado de una formación regular, su avidez de lectura y aprendizaje
y sus experiencias de vida lo convierten pronto en colaborador de relieve de
las publicaciones expresionistas y sus poesías se editan en las principales
antologías de este movimiento. Hübner pondera su éxito como traductor
y sus problemas por imputación de plagio. Paul Zech conoció a todos los
poetas alemanes de las generaciones entonces activas, desde Arno Holz
hasta Kurt Hiller y muchos de ellos serán sus corresponsales en el exilio,
una vez que se ha establecido en Buenos Aires a finales de 1933.
Hübner esclarece también la trayectoria privada de Zech, su aprendizaje
como panadero en Elberfeld-Barmen, su temprano casamiento, sus amo-
ríos y amores, su participación de tres años y medio en el frente durante la
Primera Guerra Mundial, los inevitables e insalvables problemas económi-
cos, su trabajo para la biblioteca pública de Berlín y el poco prolijo manejo
con los legados a los que debe dar entrada en este cargo, que –a la vez
de su postura política contraria al régimen nacionalsocialista que se estaba
instalando– será una razón para que tenga que fugarse de Berlín.