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           atención de la autora sobre el tipógrafo. Este álbum constituyó el punto de
           partida para posteriores investigaciones sobre la familia Mengen, llevadas
           a cabo en el marco de la formación profesional para bibliotecaria científica
           realizada por la autora de este artículo en el Instituto Ibero-Americano del
           Patrimonio Prusiano (Ibero-Amerikanisches Institut Preußischer Kulturbe-
           sitz Berlin, IAI), de 2018 a 2020. Por lo tanto, este artículo se basa princi-
           palmente en fuentes impresas contemporáneas de los fondos del IAI, en el
           análisis de las publicaciones impresas por Fessel y Mengen así como en
           fuentes de libre acceso digital. Se trata de un trabajo en curso que se con-
           tinuará desarrollando.
              El presente artículo sigue un orden temático-cronológico y se divide en
           cuatro secciones: la primera sección se centra en la llegada de Oscar B.
           Mengen a Buenos Aires, mientras que la segunda parte enfoca la funda-
           ción del negocio “Papelería Fessel & Mengen” en el contexto del mercado
           del libro que estaba consolidándose en Argentina. La tercera sección trata
           sobre la importancia de las redes en lengua alemana para el desarrollo de
           la “papelería” antes de que en la cuarta sección se examine la participa-
           ción de Fessel & Mengen en la emergente industria de las artes gráficas en
           Argentina.



           De Brunswick a Buenos Aires: un tipógrafo viaja a Argentina

           El 6 de enero de 1888, Oscar B. Mengen, de 25 años, se embarcó en el
           vapor Pernambuco de la Sociedad de Vapores Hamburgo-Sudamericana,
           que salió del puerto de Hamburgo el 6 de enero de 1888 hacia la capital
                               9
           argentina Buenos Aires . En las listas de pasajeros, Mengen, nacido 1863
           en Brunswick, declaró que su profesión era la de “tipógrafo”, un oficio que
           hoy se ha extinguido por completo, pero que en el siglo XIX era una de las
           formaciones profesionales más tradicionales y gozaba de gran popularidad.
              Este oficio, realizado principalmente por hombres hasta bien entrado el
           siglo XX, consistía en seleccionar las letras y los tipos móviles de los com-
           partimentos de las cajas tipográficas y ensamblar la composición necesaria
           para la impresión. La fundición de tipos se subcontrataba, mientras que el
           tipógrafo y el impresor estaban unidos tanto técnica como espacialmente
           (cf. Schmitt 1990: 31). Los tipógrafos tenían que saber leer y escribir; debi-
           do a su larga tradición elitista no se sentían como pertenecientes a la nueva
           clase obrera que surgió durante la industrialización y se distinguían de otros
           trabajadores por el vocabulario técnico y las costumbres, por lo cual se los
           solía llamar “proletarios de cuello blanco” (Beinert 2018: nota 5). Mientras
           que la industria de la impresión en general experimentó cambios radicales
           en el siglo XIX con la mecanización, la especificación y la economización
           de los procesos de trabajo y producción, poco cambió en la actividad pro-
           piamente dicha del proceso de composición tipográfica. No fue sino hasta

           9  Archivo Estatal de Hamburgo. Listas de pasajeros de Hamburgo, 1850-1934 para Oscar
           Mengen, 1880-1889, volumen 060 (4 de enero de 1888-30 de abril de 1888).
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