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68 LAURA MALOSETTI COSTA
¿es posible encontrar indicios del nazismo de un artista en sus cuadros?
¿Cómo mirarlos? ¿Qué hacer con ellos? Estas son cuestiones que no logra
resolver y que continúan en debate. Por ejemplo, en 2008 la Biblioteca Sar-
miento de Bariloche organizó una exposición de Maes en el Centro Cívico
de la ciudad y el 24 de marzo un grupo de manifestantes por los derechos
humanos descolgó los cuadros y los colocó en el piso. Y continuó con una
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exposición en el lobby de un hotel que tuvo cierta pretensión de “desagra-
vio” al año siguiente. 3
La memoria de Toon Maes sigue viva en la ciudad, muchas y muchos
de sus ex discípulos tienen obras suyas y la discusión no está cerrada.
Por eso encuentro tan oportuna esta reedición y quisiera agregar estas
refl exiones que retoman algunas cuestiones que puse en escena hace
diez años, en la exposición Yo, nosotros, el arte. Sostenía allí, citando
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la investigación pionera de Kris y Kurtz citada en el acápite, que el fac-
tor más sólido y duradero que sostiene el “mundo del arte” en nuestras
sociedades es la fi gura del artista, más aun que las obras mismas. La
excepcionalidad de los artistas se sostiene en un diálogo entre su manera
de presentarse –y autorrepresentarse– y lo que otros actores, en primer
lugar, maestros y discípulos, luego el mercado, la crítica, el público y las
instituciones construyen a su alrededor.
Desde la antigüedad se han tejido sobre la fi gura del artista imágenes
y leyendas que están en el entramado mismo de la historia del arte. Aun
cuando en la Antigüedad no se concibió el arte más que como la habilidad
(techné) para imitar la naturaleza no se permitía fi rmar las obras, leyendas
como la de Fidias o Polícleto fueron creciendo. En la era helenística, cuan-
do a los fi lósofos comienza a interesar esa capacidad creativa, y aquella
techné comienza a transformarse en creatividad: idea y la fi gura del artista
comienza su camino imparable. Hará eclosión en el Renacimiento, cuando
una nueva idea de genio creador emancipa a los pintores y escultores del
anonimato de los gremios y guildas medievales en las primeras ciudades
modernas italianas y fl amencas.
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De ese mundo llegaba a Bariloche un belga que se presentaba como
artista y que se decía –además– parte de uno de los grupos de vanguardia
que habían puesto al arte fl amenco –una vez más– en el mapa del canon
artístico occidental. Nada menos. Llegaba a un confín del “mundo del arte”,
2 Cfr. Agencia de Noticias Bariloche, “Después del acto por el 24 de marzo manifestan-
tes descolgaron los cuadros del pintor nazi Toon Maes.” https://www.anbariloche.com.
ar/noticias/2008/03/25/2839-manifestantes-descolgaron-los-cuadros-del-pintor-na-
zi-toon-maes; Arlette Neyens, “Toon Maes: el artista incomprendido” Rio Negro on line,
http://www1.rionegro.com.ar/diario/tools/imprimir.php?id=12247, Esteban Buch, “Toon
Maes: la paleta dividida” Rio Negro on line, sábado 12 de abril de 2008. http://www1.
rionegro.com.ar/diario/cultural/2008/04/12/12246.php (ultima consulta: 19.VII.2024)
3 “Toon Maes vuelve a escena” https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/
toon-maes-vuelve-a-escena/41490
4 Yo, nosotros, el arte. Buenos Aires, Espacio de Arte de Fundación OSDE, 27 de febrero
al 4 de mayo de 2014.
5 Moshe Barasch, Theories of Art: from Plato to Winckelmann. I, Londres, Routledge,
2001; Erwin Panofsky, Idea. Contribución a la historia de la teoría del arte [1924], Madrid,
Cátedra, 1980.