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106 ROBERT KELZ
empiezan a ser argentinos” (2/4/1961), destacó a Ney como un inmigrante ejem-
plar. Al facilitar el contacto entre los alemanes y argentinos, así como por hacer
circular la cultura alemana en toda la Argentina, Ney puso en acción la concep-
ción formulada más tarde por el profesor de filología románica Ottmar Ette “lite-
ratura como ciencia para la convivencia” (Ette 2016: 310). El cambio de postura
de Ney no necesariamente refleja un verdadero cambio en sus convicciones
morales, sino demuestra su confianza en la eficacia de la integración y el inter-
culturalismo para lograr el éxito profesional en la Argentina.
Las producciones translingües de la compañía de Ney explotaban la capa-
cidad de la literatura de “crear puentes entre culturas distantes”, una formulación
que acuñó el autor libanés Amin Maalouf en 2010 (Maalouf en Ette 2010: 989).
Tanto Regine Enzweiler (Lamm) como Ursula Siegerist, jóvenes estudiantes y
actrices durante los años cincuenta y los sesenta, enfatizan que las giras con
Ney las llevaron a regiones que, de otra forma, no habrían visitado jamás, lo que
catalizó conexiones entre culturas, y mejoraron sus conocimientos de la Argen-
tina. Siegerist observa que, antes de estos viajes, tenía la tendencia de subor-
dinar Argentina a Alemania. Sin embargo, durante las giras, tomó conciencia de
la “magia y las maravillas de Argentina” y aprendió a “amar a mi patria argentina”
(entrevista 15/11/2008). Durante la posguerra, Ludwig Ney se alejó de sus acti-
vidades etnocéntricas anteriores y cultivó una interculturalidad entre los actores
jóvenes y sus anfitriones argentinos, con un énfasis en la integración y la trans-
ferencia cultural como estrategias de supervivencia para las poblaciones de
emigrantes (Schmitz 2009: 7-15).
7. Teatro pedagógico para adultos
A pesar de los esfuerzos de la embajada de Alemania Occidental por armonizar
las relaciones entre los dos grupos de alemanes en Argentina, a estos les resultó
mucho más fácil tender conexiones con los argentinos, que establecer vínculos
entre ellos mismos. Después de la apertura de la embajada en 1952, el Teatro
Alemán Independiente (ahora llamado “Deutsche Bühne” o, en castellano, Tea-
tro Alemán) dependía cada vez más de las subvenciones de Bonn, lo que con-
dicionó sus presentaciones. En gran medida, esta compañía se convirtió en
portavoz de la República Federal para propagar la Kulturpolitik de la Guerra Fría
en Sudamérica. Esto era equivalente a una pedagogía politizada de los adultos
de habla alemana.
La embajada de Alemania Occidental elogió a la Freie Presse, sucesora del
pronazi Deutsche La Plata Zeitung, en un informe a Bonn en 1962. En el informe
comentaba que, desde su fundación en 1945, el diario había trabajado para
“contrarrestar las ideas erróneas de sus lectores y someter su mentalidad a una
especie de reeducación” (Carta de la Embajada de Alemania Occidental a Minis-
terio de Asuntos Exteriores, 10/5/1962). Una de las razones por las que el Freie
Presse consiguió este apoyo fue su tono estridentemente anticomunista. Durante
las décadas de los cincuenta y los sesenta, ni el elenco del Teatro Alemán ni el
de Ludwig Ney presentaron siquiera una obra de un dramaturgo de Alemania
del Este, incluido Bertolt Brecht, pese a su popularidad en Argentina. Esta pos-