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          1.  La influencia de la política alemana en la actitud de los alemanes en
            la Argentina (1848-1933)
          El movimiento liberal de 1848 trajo consigo en forma indirecta tensiones en la
          Argentina, ya que algunos alemanes encontraron asilo allí y se originaron con-
          flictos en la congregación evangélica y en la escuela. La guerra de 1866 entre
          Prusia y Austria también originó divergencias a causa de las diferentes simpatías.
            Pero la guerra de 1870 unió a la colonia alemana en la Argentina; esta mostró,
          mediante publicidades y donaciones, la intención de reforzar sus lazos con Alemania.
            La fundación del Imperio Alemán (el Segundo Imperio) fue saludada con
          entusiasmo por la mayoría de los alemanes. Una excepción la constituye la
          Asociación Vorwärts, fundada en 1882 por los socialistas huidos de Bismarck.
          En su periódico y su asociación se criticaba la política alemana, pero también
          la argentina; los socialistas alemanes introdujeron en la Argentina los actos del
          1º de mayo y contribuyeron a la fundación del Partido Socialista argentino.
            La desunión dentro de la “colonia alemana”, todavía existente en la época de
          Bismarck, desapareció con la Primera Guerra Mundial, que trajo consigo una
          revitalización del patriotismo de la colonia entera.
            Pero esta unidad durante el tiempo de la República de Weimar se siguió
          conservando solo de vez en cuando, por ejemplo durante la crisis del Ruhr. Una
          minoría agrupada alrededor del Argentinisches Tageblatt apoyó la República
          recién fundada, pero la mayoría rehusaba la nueva forma de gobierno.


          2. Reacciones divergentes ante el nacionalsocialismo (1933-1945)
          Durante el nacionalsocialismo las divergencias llevaron a una verdadera escisión
          de la colonia alemana. Los unos glorificaban la nueva Alemania, los otros se le
          oponían fuertemente.
            Con la Segunda Guerra Mundial esta escisión culminó. Mientras que una de
          las fracciones apoyaba incondicionalmente a Alemania, la otra se inclinaba hacia
          los adversarios de Alemania. Cada una de ellas formaba un mundo autónomo
          con sus instituciones propias y sus periódicos.
            Los emigrados judeo-alemanes –unos 40.000– reforzaban en el exilio mayo-
          ritariamente sus tradiciones judías; pero se negaban casi sin excepción a activar
          contra la Alemania hitleriana, lo que llevó en ocasiones a tensiones con los
          exiliados políticos.
            Los seguidores de la Alemania nacionalsocialista se reunían alrededor del
            Deutsche La Plata Zeitung y de agrupaciones creadas en la Argentina, como la filial
          del NSDAP (Partido Nacionalsocialista) con sus revistas Der Trommler, Deutsche
          Arbeitsfront y otras asociaciones alineadas con el gobierno alemán (gleichgeschaltet).
            Frente a ellos se reunían los adversarios de Hitler, incluso los que no eran
          activos políticamente, alrededor del Argentinisches Tageblatt y de su director, el
          Dr. Ernesto Alemann. El diario criticó desde el comienzo en forma acerba al
          nuevo régimen, lo que le acarreó problemas de diversa índole. Para los hijos de
          los opositores a Hitler se fundó expresamente una nueva escuela alemana, la
          Pestalozzi Schule.
            Además, en la Argentina vivían representantes de los movimientos políticos,
          ya que Buenos Aires era un centro muy activo y multiforme del exilio. Por un lado
          se fundó en el año 1937 el movimiento “La Otra Alemania” (Das Andere Deutsch-
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