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114 ROBERT KELZ
antifascistas y refugiados en Buenos Aires, así como para contrarrestar la pre-
sencia nazi alemana en el panorama cultural. Alemann mantenía conexiones con
muchas personas de la comunidad antifascista, y el Tageblatt publicaría repor-
tajes casi diariamente sobre el elenco y también publicidad de forma gratuita.
Su apoyo fue decisivo.
Junto con su esposa y colega, Liselott Reger, Jacob comenzó a recaudar el
dinero inicial para alquilar un teatro, contratar actores y establecer fondos de
reserva para proteger el teatro de la insolvencia prematura. Sin financiación
pública, el Teatro Alemán Independiente requirió financiamiento privado. Durante
meses, Jacob y Reger se reunieron con banqueros, magnates industriales y
comerciantes. Estos eran escépticos, porque la población antifascista era un
público pequeño que además se dividía en varios grupos distintos como sionis-
tas, activistas antifascistas y refugiados políticamente desinteresados. Según
Jacob, el punto de inflexión fue el 17 de junio de 1939, cuando se realizó la puesta
de Hund im Hirn de Curt Goetz durante un evento de caridad en la Escuela Pes-
talozzi. Fue la primera vez que los donantes habían presenciado una obra en vivo
y a partir de esa función, vieron el potencial del teatro: podía funcionar como
pasatiempo y también como un centro comunitario. El plan de Jacob de presen-
tar dramas populares y comedias los convenció de que la compañía podía atraer
a un público suficientemente amplio para lograr la solvencia. En agosto, Jacob y
Reger habían conseguido un fondo de 5.000 pesos, una cantidad equivalente a
los salarios de una temporada para todo el elenco. La mayoría de los patrocina-
dores pertenecían a la burguesía judía de habla alemana. El industrial textil Hein-
rich Fränkel y la firma bancaria Shaw, Strupp y Co. fueron particularmente
generosos. Recibieron informes financieros de Jacob y ejercieron una amplia
influencia sobre la configuración del repertorio (Jacob a Lewin, marzo 1943).
La correspondencia con los donantes transmite información detallada sobre
las finanzas del teatro. En 1940, el Teatro Alemán Independiente empleó un
conjunto de quince personas. El sueldo mensual era de 120 pesos, excepto para
Jacob y Reger, quienes ganaban tres salarios, o sea 360 pesos mensuales, en
función de su carga de trabajo adicional que incluía administrar la contabilidad,
la correspondencia, publicidad y asuntos legales (Jacob a Weil, 29/1/1941). Los
gastos mensuales, para cuatro estrenos y entre 12 y 15 actuaciones, variaron
de 5.500 a 6.000 pesos. Esto pagaba los salarios, el alquiler de la Casa del
Teatro (una sala bien ubicada en la Avenida Santa Fe con capacidad para 350
personas), los derechos de representación de los autores, la adquisición de
guiones, la publicidad, los accesorios para la escena, el vestuario y el maquillaje
(id.). Con un capital muy limitado, el conjunto intentaba realizar producciones
adecuadas para espectadores acostumbrados al teatro europeo. Fue un desa-
fío y el teatro terminó la temporada con un déficit de 1.500 pesos. Este déficit
se pagó a través de un baile de recaudación de fondos y donativos de los patro-
cinadores (Jacob a Weil, 22/11/1940).
Las preocupaciones económicas ejercieron una presión constante sobre el
grupo. Dado lo limitado de su público, la rotación de piezas en el Teatro Alemán
Independiente era extremadamente rápida y el número de presentaciones altí-
simo. La compañía estrenó veinticinco obras al año, una por semana durante
una temporada de seis meses, de abril a octubre. Promedió ochenta y cinco