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LAS ARCAS DE LA MUSA (FINANZAS DE LOS TEATROS)      117



              Segundo acto: giro de la trama (1945-1952)


              Paul Walter Jacob vio el final de la guerra como una oportunidad para realizar
              tanto sus convicciones políticas como sus ambiciones profesionales. Jacob espe-
              raba que el Teatro Alemán Independiente pudiera aliviar los conflictos dentro de
              la comunidad alemana en Argentina, y ya en 1943 había dicho a su colega, Alexan-
              der Berger, que la única forma de lograr la solvencia financiera era atrayendo a su
              teatro a espectadores de ambos grupos (Jacob a Berger, 22/11/1943). Por lo tanto,
              Jacob comenzó a hacer publicidad en el diario Freie Presse, sucesor del Deutsche
              La Plata Zeitung. También contrató a actores del elenco de Ludwig Ney y organizó
              actuaciones con actores exiliados como Ernst Deutsch y Ellen Schwanneke, pero
              también con invitados como Viktor de Kowa y Hans Moser, que habían tenido
              éxito en Alemania y Austria durante el período nazi. Sus ambiciones sembraron
              la discordia entre antifascistas, muchos de los cuales se opusieron a sus tácticas.
              Algunos miembros del elenco acusaron a Jacob de "coquetear con los nazis"
              (Wächter a Arndt, 15/1/1946). La tensión culminó cuando por primera vez desde
              su inauguración los artistas del Teatro Alemán Independiente se separaron. En
              1946, ocho actores formaron su propia compañía llamada Musikalische Künst-
              lerspiele (Obras artísticas musicales), que realizó operetas desde 1946 a 1948.
              Las relaciones con instituciones claves como el Argentinisches Tageblatt, Jüdische
              Wochenschau, Das Andere Deutschland y el Verein Vorwärts también empeora-
              ron. Peter Bussemeyer, periodista del Tageblatt, publicó un artículo en la revista
              neoyorquina Aufbau, en el que atacaba a Jacob y a otros que parecían haberse
              olvidado del nazismo. El teatro ahora rechazaba a los actores antifascistas a favor
              de los actores del "teatro nazi" (de Ludwig Ney) en Buenos Aires (Bussemeyer
              1947). La relación no se recuperó. La tibia carta de despedida de Jacob a Ernesto
              Alemann antes de su partida a Europa en 1950, en la que le agradeció al propie-
              tario del Tageblatt por haber "acompañado" al Teatro Alemán Independiente por
              "un buen rato" indicaba las heridas no curadas (Jacob a Alemann, 3/3/1950).
              Además, la cantidad de espectadores de alemanes nacionalistas no aumentó
              significativamente. El resultado fue la insolvencia. Heinrich Fränkel, el principal
              patrocinador del teatro, se quejó con creciente vehemencia por tener que financiar
              al teatro constantemente (Fränkel a Jacob, 3/7/1947).
                 En suma, como dijo al famoso director de orquesta y frecuente espectador
              del teatro, Fritz Busch, Jacob no se preocupó por financiar la compañía de
              temporada en temporada, sino semana a semana (Jacob a Busch, 1/8/1947). El
              propio Busch tuvo que intervenir reuniéndose con miembros destacados de la
              comunidad antifascista para convencerlos de que salvaran al teatro. Argumentó
              que el cierre del teatro dañaría gravemente el prestigio cultural del movimiento
              antifascista, "nuestra causa" (Busch a Fränkel et al., 1947). Entonces, para salvar
              el Teatro Alemán Independiente Busch invocó la misma enemistad que Jacob
              quería superar. Finalmente se creó una comisión para sanear las finanzas del
              conjunto, pero este esfuerzo se basó en la polarización que impedía la solvencia.
              La hostilidad y los problemas económicos convencieron a Jacob de que su
              futuro estaba en Europa. En 1950 fue contratado como director del teatro de
              Dortmund y en 1952 dejó de participar por completo en la compañía. Poco
              después llegó Hermann Terdenge, el primer embajador de Alemania Occidental
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