Page 34 -
P. 34
32 AXEL LAZZARI
morias de guerra y violencia, el autorretrato de este alemán de clase aco-
modada nos descubre a un desterrado para quien ninguno de sus logros
refundacionales en la Argentina (familia, profesión, obra intelectual) parece
haber sido suficiente.
Desterrado, pero en realidad fugitivo. En efecto, sugerimos que su pe-
renne amor a la patria se nutre, en última instancia, de una oscura culpa,
nacida de haber truncado el debido sacrificio a ella con la huida al extranje-
ro, única salida que vislumbró para salvar su vida y la de su familia. Primero
como médico militar en la Gran Guerra y luego como jefe de un Freikorps
contrarrevolucionario, Ruez no pudo o no quiso ser Helge. El sacrificio que-
dó interrumpido, el héroe huyó de la fatalidad. No olvidemos la exigencia de
Ruez a sus camaradas de forjar una “comunidad de hombres unidos por la
necesidad y la muerte”, jurando “lealtad a la bandera Helge y obediencia a
su líder hasta la muerte”.
“Castigo”, “dolor”, “tristeza”, “discordia”, “resignación” (y un poco del
humor del sobreviviente y la esperanza del cristiano) son las palabras y sen-
tires que habitan su escritura. Se comprende entonces la incomodidad ex-
perimentada entre sus “connacionales” teuto-brasileños (que aumenta en
función de descubrirse “antinazi en las colonias”) o, a la inversa, la empáti-
ca condescendencia hacia los “húespedes” indígenas que sufren el destino
de un exilio en la propia casa. Por no mencionar su falta de confianza en el
“Estado y la ley” en la Argentina, corporizados en las figuras de sus funcio-
narios (inspectores, gendarmes, policías) que lo expulsan de su chacra en
el Chaco, lo persiguen por carecer de matrícula nacional como médico y lo
amenazan por ser un enemigo alemán.
La obra del autor bordea todos estos malestares. Cual experto en ve-
nenos, enfermedades tropicales y medicina naturista, el médico escritor
procura inmunizarse, incorporando en sus textos dosis homeopáticas de
aquel pasado turbulento que se prolonga en su presente. Ruez se autoculti-
va, empuja su alma a recorrer “el camino hacia sí misma” atravesando el vía
crucis americano. Con amargo humor y pathos trágico escribe para aliviar
la culpa del fugitivo, “siempre lejos, siempre expulsado” de la patria cruel
que le exigía su muerte, pero también de esta, su indolente nueva patria,
que le ofrece, con no menos crueldad, el espejismo de una hacienda propia
en tierras recién ganadas a los indios.
Bibliografía
Obras de Luis Ruez
Véase el listado “Obras de Ruez, manuscritos, publicaciones, textos
perdidos”, en este Cuaderno: 13-16.
Referencias
Abínzano, Roberto. “Política y etnicidad en un contexto rural de frontera: el
nacionalsocialismo en las colonias alemanas de Sudamérica”, Estudios
Regionales 2 (1991): 58-74.