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EL PINTOR DE LA SUIZA ARGENTINA: LITERATURA DE INVESTIGACIÓN  61



               “ciudadano patagónico” es cuestionable, dado que el pintor murió en cir-
               cunstancias desesperadas. “Como el rey del cuento de Borges, Maes fue
               abandonado en un laberinto desierto” (Ibid: 147), afi rma el narrador. Solo
               que, en este caso, no se trató de una forma de justicia del destino, sino de
               otra de las infamias del caso.



               Una fi cción de justicia literaria: la tensión moral interior
               del narrador

               Una de las apuestas más fuertes de esta nueva edición es el hecho de
               cuestionar la fi cción literaria de justicia con la que terminaba el libro de
               1991. El autor adulto que relee y comenta las decisiones literarias y las
               lagunas en la investigación del Buch joven, critica y expone las causas que
               lo llevaron a escribir ciertos pasajes, y a pasar por alto ciertas preguntas.
               En el nuevo capítulo intitulado “Silvia”, el narrador explica el malestar que
               le produjo ese fi nal:
                  Veo ahora el costo psicológico de haber construido ese narrador a
                  partir de mis recuerdos, para desplegar mejor esa fi cción literaria de
                  justicia que, al criminal moribundo, le propone verdad en lugar de
                  consuelo. Tampoco era necesario insistir en un contacto personal
                  que, retrospectivamente, me parece exagerado (Ibid: 27).
                  Lo interesante es que, al mismo tiempo que Buch rechaza la idea de
               una posible justicia literaria, su minucioso análisis del derrotero del libro
               y de la manera en la que esta investigación sirvió de piedra de toque para
               denunciar la presencia de nazis en Bariloche, no hace más que demostrar
               el poder y la dimensión activista de la literatura al momento de denunciar
               las atrocidades del pasado.
                  La decisión narrativa que conduce a Buch a deconstruir el mito de Anton
               Maes, pero también toda una construcción identitaria regional y local –un
               “nosotros” en el que Buch no se reconoce– da cuenta de los obstácu-
               los que representaba denunciar a fi guras como la suya desde el interior
               de la comunidad. Esa denuncia hecha por un narrador que reconoce que
               mantuvo una relación personal ambivalente con el pintor nazi es, tal vez,
               una de las formas más efi caces de realizar en el plano personal, lo que la
               justicia transicional hace en el terreno público e institucional. Recordemos
               que según la defi nición de las Naciones Unidas se entiende por justicia
               transicional:
                  toda la variedad de procesos y mecanismos asociados con los in-
                  tentos de una sociedad por resolver los problemas derivados de un
                  pasado de abusos a gran escala, a fi n de que los responsables rin-
                  dan cuentas de sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación
                  (2014: 5).
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