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BIBLIOTECAS DE GERMANISTAS ARGENTINOS 29
Al recorrer la trayectoria biográfica de quienes conforman los comienzos de
la historia de los estudios alemanes en la universidad argentina se encuentran
dos figuras inmigratorias, Mauricio Nirenstein y Juan Carlos Probst. Ellos inicia-
ron la Germanística en la Universidad de Buenos Aires, de manera acorde con
lo que exigía el estadio del desarrollo en que se encontraban las Humanidades
en la Facultad de Filosofía y Letras. Ambos, por distintas circunstancias y a pesar
de su extranjería, cursaron sus estudios completos en esa Universidad; uno de
ellos, Probst, traía de Alemania la sólida formación humanista que brindaban
tradicionalmente los “Gymnasien”, colegios secundarios que preparaban para
los estudios universitarios alemanes. Este bagaje, sumado al encuentro con
profesores como Ernesto Quesada, de sólido prestigio científico, proporcionaron
al joven inmigrante Probst un profundo anclaje en la cultura académica argentina
de la época, que combinó con la ya incorporada en Alemania.
En cambio, los germanistas que emigraron después, en la década de 1930,
como Guillermo Thiele, Werner Hoffmann y Alfredo Dornheim, arribaron a la
Argentina con una formación universitaria concluida en Alemania e impulsaron
los estudios alemanes en universidades fuera de la Capital Federal desde el
paradigma científico en que se habían nutrido. Para ellos el objetivo de su tarea
académica no era diferente del que perseguían sus colegas en Alemania, a
saber, hacer crecer los estudios alemanes desde dentro de la especialidad y
con el mayor rigor científico posible. Para Juan C. Probst en cambio, la meta
esencial de un docente de Literatura Alemana en la Argentina era la difusión, por
lo que se hallaba como tarea central la traducción al castellano de textos rele-
vantes alemanes. Finalmente hay que aceptar que aquello que tuvo los visos de
una polémica interna entre profesores de distintas universidades argentinas
(Dornheim 2014: 222), alcanzó estatus de discusión transcendente en la Germa-
nística alemana de 1990 en torno al reconocimiento o no de los diferentes espa-
cios culturales en que esa Disciplina se ejercía. El resultado salomónico arrojó
un término que alude al lugar donde se ejerce la Germanística extramuros: Ger-
manística del Extranjero, o Auslandsgermanistik.
Otra edad y meta entre quienes son considerados germanistas “de la primera
hora” las hallamos representadas por Albert Haas, quien con 47 años fue nom-
brado gerente general para Sudamérica de la Agencia Transoceánica de Noticias
y se instaló en Buenos Aires a comienzos de 1920 (Bujaldon 2003: 645). Su
intensísima actividad periodística y colaboración en la Legación Alemana mues-
tran la trayectoria de un intermediario cultural que se había propuesto dar a
conocer bilateralmente a la Argentina en la Alemania de entre guerras, país al
que nunca retornó a establecerse por su muerte repentina en 1930 (Bujaldon
1995: 171). El sector de la colonia alemana en que este diplomático se movió
mostraba ya una inserción fuerte en la vida económica y social del país, confir-
mada incluso por los matrimonios concretados con miembros “patricios” de la
sociedad porteña . Ejemplos de este sector de la presencia alemana son el Club
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Alemán, Deutscher Klub (2005), y la Compañía General de Electricidad de Bue-
2 Un ejemplo lo constituye el matrimonio del secretario de la Legación Alemana y Ministro
Plenipotenciario Baron Hilmar von dem Busche Haddenhausen con la argentina Leonor
Matínez de Hoz.