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86 GERMÁN C. FRIEDMANN
dirigentes del partido nacionalsocialista, que tras una serie de tensiones y enfren-
tamientos con Hitler se separó de aquella agrupación en julio de 1930. Por aquel
entonces, en una declaración titulada Die Sozialisten verlassen die NSDAP (Los
socialistas abandonan el NSDAP) Strasser acusó a la dirección del partido de
haberse “aburguesado” y se pronunció, entre otras cosas, contra el “culto al
Führer”, el “autoritarismo fascista” y la “visión imperialista del mundo” (Kühnl
1975: 113-118). En septiembre de 1931 Strasser fundó el Schwarze Front, que,
prohibido en Alemania luego de que Hitler asumiera como canciller, tuvo a
muchos de sus seguidores entre los primeros militantes políticos internados en
los campos de concentración. Tras un frustrado intento de estrechar filas con
grupos opositores dentro del Reich, Strasser se trasladó a Checoslovaquia.
Desde allí, se opuso al régimen nacionalsocialista presentándose como el repre-
sentante de un tercer frente que rechazaba a la vez el colectivismo y el indivi-
dualismo burgués. La sede principal del Frente Negro fuera del continente
europeo se radicó en América del Sur. En 1932 se fundaron los primeros grupos
en Paraguay, Brasil y la Argentina, y hacia 1934 se encontraba representado en
la mayor parte de los países del subcontinente. La dirección del movimiento
estaba a cargo de Bruno Fricke, un ex integrante de la SA, quien en un principio
desempeñó aquella función desde su residencia en Paraguay y luego continuó
haciéndolo desde Buenos Aires, ciudad a la que se trasladó a mediados de 1935
(von zur Mühlen 1985: 143-157).
El Frente Negro difundió sus posturas políticas a través de distintas vías, entre
ellas, su publicación homónima Die Schwarze Front (SF), editada en Buenos
Aires entre 1935 y 1936 . Sus integrantes se presentaban como los verdaderos
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nacionalsocialistas y acusaban al gobierno alemán de haber traicionado el autén-
tico espíritu de aquella ideología (SF, 9/10/1935: 2).
En este sentido, eran muy comunes las notas que subrayaban las discrepan-
cias entre el programa original del partido, que impulsaba “la desarticulación de
los trusts” y de los grupos empresariales concentrados en general, y una realidad
económica alemana que, percibían, presentaba la creciente prosperidad de los
más poderosos. Denunciaban además que “en Alemania se había establecido
la dictadura del partido en lugar de la comunidad popular”, que “perduraba el
apoyo al capitalismo en lugar de la construcción del socialismo alemán” y que
se imponía “la reacción burguesa y la intolerancia fascista en vez de la renovación
cultural y la libertad espiritual” (Otto Strasser, SF, 23/11/1935: 1).
Fueron numerosos los relatos acerca de las condiciones de vida de los ger-
manohablantes en la región sudamericana, quienes, según se indicaba, se
encontraban apremiados por el creciente influjo de los diversos grupos locales
2 De acuerdo al Frente Negro, el primer número de su boletín constó de 3.000 ejemplares.
Pocos años más tarde, Das Andere Deutschland, una de las publicaciones más influyentes de
la emigración germanohablante de América Latina, alcanzó en el momento de su mayor tirada,
durante 1944 y 1945, entre los 4.000 y 5.000 ejemplares. El periódico Volksblatt, editado por
los comunistas alemanes desde 1941 hasta 1943, contaba con una tirada de entre 1.000 y
2.000 copias. Por su parte, la revista Der Trommler, publicación oficial del nacionalsocialismo
de la Argentina, imprimió 4.000 ejemplares hacia 1941 y 6.000 en 1945.