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NACIONALSOCIALISTAS ANTIHITLERISTAS             89



                 Si bien el Frei-Deutschland-Bewegung estaba conformado por algunos de
              los integrantes del Schwarze Front, en su seno reunió a un conjunto heterogéneo
              de personas de muy diversa procedencia que incluía a militantes de variadas
              tendencias políticas . Dentro de la amplia convocatoria a conformar un movi-
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              miento  de  oposición  al  gobierno  alemán, Otto Strasser  había  excluido,  sin
              embargo, desde un inicio a dos grupos de alemanes: a los comunistas, con los
              cuales consideraba imposible colaborar por “motivos fundamentales” que exce-
              dían largamente la coyuntura del pacto Hitler-Stalin, y a los judíos que, según
              indicaba, no habían emigrado por motivos políticos, sino “personales y econó-
              micos” (Strasser, Memorandum 3/10/1940). Esta última caracterización era com-
              partida con muchos exiliados antinazis identificados con la izquierda política
              alemana, quienes no obstante militaron conjuntamente con asociaciones judías
              dentro del vasto campo antifascista (Friedmann 2012: 293-311; 2011: 191-212).
                 La plural conformación de los partidarios del Frei-Deutschland-Bewegung,
              sumada al difícil carácter de Strasser, dio lugar a numerosos conflictos internos,
              entre los que se destacaron los poco amistosos distanciamientos de Theo Fuchs
              y Conrad Togger, quienes se habían desempeñado como directores regionales
              de Chile y Colombia, respectivamente (von zur Mühlen 1988: 273-4). Este conflicto
              es ilustrativo de los enfrentamientos entre el movimiento dirigido por Strasser y el
              resto de la oposición al nacionalsocialismo de habla alemana. Como ejemplo
              pueden destacarse las muy conflictivas relaciones entabladas entre Frei-Deutsch-
              land-Bewegung y Das Andere Deutschland. Esta última organización, establecida
              en Buenos Aires en 1937, estuvo integrada por un grupo de exiliados políticos
              alemanes y austríacos opositores al régimen nacionalsocialista, que pertenecían
              a variadas fuerzas de izquierda, y por germanohablantes establecidos en la Argen-
              tina de distintas extracciones políticas, sociales y religiosas (Friedmann 2010).
                 Bajo “el nombre de ‘Alemania Libre’, nueve alemanes hicieron hace unos días
              una declaración pública”, indicaba el exdiputado del Reichstag y director de Das
              Andere Deutschland, August Siemsen, refiriéndose a la presentación en socie-
              dad del Frei-Deutschland-Bewegung. Para evitar equívocos, Siemsen dejaba
              constancia de que aquel movimiento no era “otra cosa que el Frente Negro, es
              decir, un grupo de nazis que quiere reformar al fascismo hitleriano; por lo tanto
              es una organización de carácter reaccionario y nacionalista, aunque se disfrace
              de ‘democrática’” (Informaciones para la prensa sudamericana, 10/2/1941). En
              una carta abierta a Otto Strasser, publicada en la revista Das Andere Deutsch-
              land (DAD), Hans Jahn condenaba al líder del Frei-Deutschland-Bewegung por
              su temprana afiliación al nacionalsocialismo, recordando que “su principal repro-
              che contra la actual conducción nazi radica en que ha falsificado y traicionado
              un programa que sin dudas era correcto”. Jahn acusaba a los integrantes de
              aquel movimiento de haber sido “defensores y propagandistas de una Weltan-


              4    Entre ellos se destacó Erich Schoenemann, ingeniero de profesión que tras la Primera
              Guerra se desempeñó como director de teatro en su Berlín natal. La destitución forzada de
              actores judíos lo enfrentó con el Ministerio de Propaganda, por lo que emigró a Uruguay en
              octubre de 1934. Al año siguiente fundó en Montevideo el periódico Die Zeit, uno de los más
              antiguos del exilio antinazi de la región, que desde inicios de 1941 se convirtió en el órgano
              de prensa del renovado movimiento strasserista.
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