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176 HORACIO WALTER
Primeras aldeas y colonias y su dispersión poblacional a través
de cadenas migratorias. Etapa de instalación y aislamiento
A partir del año 1878 se establecen en primer lugar, en la Provincia de Buenos
Aires (Colonia Hinojo) y Entre Ríos (Colonia San José en Crespo y Colonia Gene-
ral Alvear), los primeros colonos creando de ese modo sus aldeas y colonias.
Tanto la Ley Nacional de Inmigración (Ley Avellaneda) como distintas resoluciones
de los gobiernos provinciales fueron la base de estos primeros asentamientos.
A medida que llegaban nuevos contingentes, permanecían un tiempo en los
poblados originales y luego se movilizaban hacia otras regiones, fundando aldeas,
realizando de este modo una avanzada (cadenas migratorias) con sus familias y
conocidos, dentro de los territorios elegidos, ocupando espacios separados aun-
que no distantes, de modo que la cercanía de la familia y de la comunidad pudiera
operar como factores claros de defensa, cooperación y supervivencia.
Al llegar solicitaron a las autoridades de aplicación, tanto entrerrianas como
bonaerenses, que les permitieran vivir en aldeas cerca de las tierras asignadas
para el laboreo, dejando de lado la idea original por la que debían vivir en sus
respectivas chacras, pudiendo cuando las posibilidades fueran reales, acercar las
viviendas en las esquinas de los lotes asignados. Insistieron en vivir como solían
hacerlo en sus aldeas de Rusia (Weyne 1987: 64). Vivir en la aldea y por las maña-
nas movilizarse hacia los alrededores donde estaban los campos y lugares de
producción. Luego de un sinfín de discusiones y amenazas, de uno y otro lado,
el gobierno permitió lo solicitado. Como resultado se tiene que una de las pocas
comunidades de inmigrantes (los Alemanes de Rusia) lograra estructurar vida y
trabajo en aldeas comunitarias separadas: vivir en la aldea y trabajar en los alre-
dedores, en los loteos asignados, "cada familia en el centro de su dominio forma
una agrupación, o mejor dicho, varias agrupaciones, aldeas, centros de familia,
al estilo de las aldeas europeas, dejando indiviso el terreno cultivable" (Peyret
1889: 158). De hecho, no hacían más que reproducir la forma de vida que trajeron
de Rusia, como forma de autodefensa, solidaridad y salvaguarda. Esta forma de
vida, aislarse en sus aldeas, se realiza concentrándose en la religión, la lengua y
la familia (Walter 2003: 100). Esta particularidad de vida fue un logro adquirido por
las comunidades de los Alemanes de Rusia o Alemanes del Volga, tanto en la
Provincia de Entre Ríos como en Buenos Aires. Lo que les permitió vivir aislados
en su lengua (alemana), en su religión (protestantes y católicos) y en sus familias,
manteniendo por muchos años esta modalidad endogámica. Esta modalidad,
llevada a cabo en cada una de sus aldeas y/o colonias, no tenía en cuenta bajo
ningún aspecto la integración con el resto, sean criollos o inmigrantes, los "otros"
que podrían rodear el ámbito de su pensamiento volguense. El hecho de mante-
ner sus propias escuelas, sus iglesias con sus pastores, sacerdotes y " Schulmeister"
(‘maestros’ especializados en la educación de la vida y de la fe), la dedicación
profunda a las tareas de campo o aquellas asignadas, provocó que no hubiera
ninguna necesidad de integración. El trabajo fue uno de los valores que los carac-
terizaron y su lógica de supervivencia los llevaba a que en muchísimos casos, por
no decir, la mayoría, hasta los niños debían dedicarse a las tareas familiares… "en
muchos casos las niñas en hogares de muchos hermanos no tenían la posibilidad
de asistir tantos años a la escuela, pues debían colaborar en el hogar, y aún los