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LA ASOCIACIÓN FILANTRÓPICA ISRAELITA (AFI) 187
consecuencias – ellos mismos y sus familias– como las que padecieron todos
sus connacionales de cualquier otra religión.
Al finalizar la guerra en 1918 en Alemania, y a consecuencia de la revolución
de noviembre de 1918 la monarquía, las elecciones de 1919, la constitución de
Weimar tan poco vigente, el tratado de Versailles con condiciones draconianas
para el país derrotado (Alemania), trajeron innumerables consecuencias políticas,
económicas e ideológicas.
Se produjo, especialmente en Alemania, una gran desocupación (millones
de personas), una enorme inflación y la tendencia política varió, desde los socia-
listas a los socialdemócratas y a otras tendencias mucho más extremas.
En Alemania el nacionalsocialismo fue tomando fuerza y el 31 de enero de
1933 asume el gobierno Adolfo Hitler, con un discurso y una legislación total-
mente discriminatorios contra los judíos, situación que se vio agravada después
del 15 de septiembre de 1935 con las Leyes de Nuremberg y el 9 de noviembre
de 1938 con la tristemente célebre Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos).
Como consecuencia, primero se quemaron libros –la quema de libros
„emblemática" fue la del 10 de mayo de 1933 en Berlín–, más tarde se destru-
yeron sinagogas y negocios judíos, y a partir de septiembre de 1941 los judíos
debieron portar una estrella de David para ser identificados y tuvieron que pasar
por muchas otras atrocidades más.
Más tarde se desencadenó el Holocausto, que originó un drama nunca antes
vivido en la historia de la humanidad que produjo la muerte, entre otros, de
millones de judíos.
Pasemos ahora a nuestro país, la Argentina.
Desde la fundación de la Ciudad de Buenos Aires en 1536, llegaron y actuaron
aquí personas de habla alemana, que primero vinieron individualmente y des-
pués, muchos, en grupos, que formaron diferentes colonias en diversos lugares
de la hoy República Argentina (Provincias de Buenos Aires, Misiones, Santa Fe
y en la Patagonia).
A fines del siglo XIX y principios del XX arribaron al país ciudadanos de diver-
sas naciones; muchos de ellos vinieron a "hacer la América". Su intención era
lograr aquí un buen pasar económico, y luego volver a sus tierras. Entre las
personas que inmigraron en esa época hubo de todas las religiones, de todos
los países, con mayor o menor preparación y estudios.
Durante la Primera Guerra Mundial, habitantes que vivían aquí, viajaron para
participar de la guerra en las fuerzas alemanas, entre ellos, personas judías de
habla alemana.
Hago notar que en general, los habitantes de distintas procedencias se
relacionaron entonces casi exclusivamente con sus conciudadanos, formando
clubes, hospitales, colegios, vecindarios, etc., donde se hablaban y se ense-
ñaban las costumbres propias de cada país: normas de conducta, música,
literatura, historia, etc., así hubo y existen hoy: el Club Inglés, el Club Italiano, el
Club Alemán, el Club Francés y hospitales como el Alemán, Francés, Italiano,
Inglés, etc.
En los domicilios de cada familia, entonces, se seguía hablando el idioma
con el que llegaron y pocos tuvieron lazos sociales y/o culturales con personas
de otro origen.