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LA ASOCIACIÓN FILANTRÓPICA ISRAELITA (AFI) 191
una J y con la inclusion del nombre Sara para las mujeres e Israel para los
hombres. La restricción del equipaje hasta que al final podían salir solamente
con lo puesto y el impedimento de llevar dinero, con un máximo de 10 Reichs-
mark (marcos alemanes de esa época).
En cuanto a la entrada a la Argentina
Desde la libertad absoluta para ingresar hasta la prohibición a partir de fines de
1939, pasaron por distintas dificultades. Los residentes en nuestros país podían,
peticionando, obtener una autorización para que sus parientes más cercanos
pudieron arribar al país, lo que se llamó una "llamada".
Pudieron entrar además y sin autorización, aquellos que en el buque que los
traía viajaran en primera clase.
También entraron al país quienes en los consulados argentinos competentes
recibían la visa correspondiente.
Lamentablemente la política inmigratoria –por razones políticas– fue hacién-
dose cada vez más difícil y he de señalar que ese lamentable obrar, de impedir
a los necesitados salir de sus países y entrar en otro, fue una política negativa
de la Argentina, que también fue adoptada por muchos otros países .
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Por lo demás, he de destacar que, en cuanto a distintos países, los consu-
lados competentes exigían sumas muy importantes para conceder las visas
correspondientes y que además hubo reiterados casos en que las visas que se
conseguían para determinados países eran falsificadas, lo que ocasionaba que
los portadores de las mismas no podían entrar al país que pretendían.
Con respecto a esta cuestión, el Hilfsverein intervino informando a los Altein-
gessene los trámites a cumplir para el logro de las "llamadas" y/u otros permisos.
Asesoró asimismo a círculos en Alemania acerca de cómo y dónde lograr las
visas correspondientes y para ayudar a los Emigranten que tenían visas no váli-
das para poder ingresar en algún otro país. Desde 1933 al fin de la Guerra las
comunicaciones eran muy difíciles y se demoraba mucho para obtener respuesta
a los pedidos de información que se formulaban.
El Hilfsverein, cuyas oficinas estuvieron instaladas en la calle Moreno 376, se
mudó después de un tiempo a la calle Cangallo 1479, Buenos Aires.
Hubo que contratar personal para poder cumplimentar las necesidades ope-
rativas. El personal fue muy necesario, pues salvo Don Adolfo Hirsch, los demás
miembros de la Comisión Directiva y los voluntarios, todos tenían sus propias
ocupaciones y la labor en el Hilfsverein era full time. Destaco, por lo demás, que
gran parte del personal, que insisto, debía tener conocimientos en cuanto a la
operatoria del Hilfsverein, debían conocer y entender el idioma alemán, para de
esa forma poder comunicarse con los Emigranten.
Ya me he referido a la ayuda que dió el Hilfsverein a aquellos que arribaron
solos al puerto de Buenos Aires y que no tenían parientes ni amigos aquí, que
pudieran buscarlos y ayudarlos; por lo que ante el arribo de los buques, alguien
del Hilfsverein concurría al puerto para ayudarles y traducir en la tramitación a
1 La Conferencia de Evian de julio 1938 de los países hasta entonces receptores de refu-
giados judíos alemanes, EEUU, Gran Bretaña, entre otros, de hecho llevó a restricciones y en
muchos casos a la prohibición del ingreso de nuevos refugiados.