Page 24 -
P. 24
22 ADRIANA ORTEA
produce en el país un gran crecimiento de población (seis millones de nuevos
habitantes entre 1850 y 1930), consecuencia de la política inmigratoria instalada
en el gobierno de Nicolás Avellaneda, y requerimiento para el modelo de país
agro-exportador adoptado.
Las ciudades y el litoral fueron el territorio más receptivo a esta inmigración,
donde Entre Ríos fue una de las provincias privilegiadas por la cercanía a Buenos
Aires y por su accesibilidad. El río Uruguay jugó un papel protagónico en la
creación de ciudades-puertos, en una y otra orilla: Gualeguaychú-Fray Bentos,
Concepción del Uruguay-Paysandú, Concordia-Salto y la navegación fue el vín-
culo fundamental para la comunicación y transporte de bienes y personas.
Desde Concordia y Salto hasta la desembocadura en el Río de la Plata el
territorio natural fue proclive a la instalación de estancias, saladeros, fabricas de
carne y frigoríficos que explotaron intensiva y extensivamente el recurso gana-
dero. En este territorio desembarcó la Compañía Liebig’s, para producir alimen-
tos, innovó en la tecnología y generó una nueva producción creadora de empleo
asalariado, motor de crecimiento de la economía local, regional e internacional.
Territorio y recursos naturales, ciencia y técnicas, máquinas, mujeres
y hombres con una visión comercial y empresarial notable, influyeron
no sólo en los países directamente involucrados: Argentina, Uruguay
y Paraguay, sino también en las naciones europeas que encontraron
en Sudamérica, la solución a sus problemas de alimentación y abas-
tecimiento. (Boretto / Burgueño 2008: 7)
Tres fábricas de conserva
El éxito de la Compañía Liebig en la producción de extracto de carne en Fray Bentos
incentivó la adquisición de tierras en la cuenca rioplatense. El territorio ganadero del
litoral permitió disponer de un ciclo productivo cerrado y comercialmente redituable:
campos ricos en ganado vacuno, aguas profundas en los puertos fluviales, salida
directa al océano, establecimientos con mano de obra hábil y barata, más las con-
diciones sociales y políticas facilitaron el asentamiento de las inversiones.
Esta oportunidad fue aprovechada para montar en estas tierras un circuito
integral de producción y exportación a partir del extracto de carne: "¡Desde la
cría de vacas a la lata en la mesa familiar!"
Las fábricas fueron instaladas donde había saladeros: en Fray Bentos, el de
Richard Bannister Hughes (1858); en Colón, el de John O’Connor (1863) y en
Asunción, la Cía. Swift (1916).
Con 54 estancias en 3 países, se abastecieron 3 fábricas de conserva; y del
"Río Uruguay al Támesis creó una ruta de alimentos: ¡Sudamérica fue la criadora
de vacas; Europa fue el mercado de consumo!"
El frasco de extracto de carne Liebig o L.E.M.C.O, con sus iniciales, le dio
renombre; el corned beef Fray Bentos en latas de hojalata, la consagró
entre las guerras, y finalmente, los caldos de carne Oxo, le permitió llegar
a bajo precio a todas las casas (Ortea 2012: 40, 45, 34).