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CONSTRUIR LIEBIG: ORIGEN ALEMÁN DE UN EMPRENDIMIENTO INGLÉS 23
Fray Bentos (1863): sitio donde comenzó la revolución industrial del Río de la
Plata al fabricar extracto de carne aprovechando el ganado como materia prima
y donde "la gente vendrá a ganarse el pan de cada día". Para 1892 el barrio
obrero se encontrará consolidado, con la totalidad de las casas adjudicadas a
obreros con familia, que pagaban electricidad y agua, descontándolo del sueldo.
La producción fue tan variada y extensa que: "lo único que se desperdiciaba era
el mugido"; y en 1883, fue el primer lugar del Uruguay donde "se prendió la luz
eléctrica" (Boretto 2000: 143, 178).
Fábrica Colón (1903): el ingeniero Federico Meyer realizó el relevamiento de
las instalaciones existentes del saladero y el proyecto para la modernización y
ampliación como fábrica de extractos para una faena de 500 reses. En 1904
dirigió la construcción, instalación y puesta en marcha de las maquinarias fabri-
cadas en Alemania, Inglaterra y Norteamérica. Fueron 2 años de dirección téc-
nica, viajando entre Fray Bentos y Colón, para poner la fábrica en funcionamiento.
En 1908, se encaran obras para duplicar la capacidad de producción y en 1914,
al borde de la gran guerra, se emprende otra ampliación para Fray Bentos y
Fábrica Colón. En 1915, se producían 15.000 libras de corned beef (Nota: los
planos históricos recientemente rescatados llevan la firma del ing. F. H. Meyer).
Zeballos Cué (1923): la guerra de la Triple Alianza fue de efectos devastado-
res en Paraguay; por tanto, la muerte del Mariscal López, en 1870, fue la opor-
tunidad para iniciar la restauración ganadera. El belga Mauricio Girard acompañó
a Meyer en la exploración de tierras y en 1898 la Cía. Liebig compró la estancia
Yacaré, iniciando la mestización con Hereford; en 1917 obtuvieron la personería
jurídica; y en 1922, de la mano de Pedro Newkirk, se inició la producción de
carne en conserva.
Es el desarrollo económico el que convocó la llegada a estas regiones con
escasa población en relación al recurso ganadero, de miles de personas de
diversos orígenes, educación y estrato social, para conformar pueblos–fábricas,
al compás de la empresa. Esta fue la responsable de la adquisición del territorio
y la gestión administrativa de los pueblos, organizó las fábricas y se encargó del
alojamiento, sin delegar responsabilidades al Estado. Tuvo todo el poder eco-
nómico y el político al asumir la conducción y el poder social, creando el hábitat
de la vivienda obrera.
De saladero a pueblo industrial
En Entre Ríos, la ampliación como fábrica de extracto y conservas se superpuso a
la traza del saladero O’Connor de 1863, respetando la ubicación del muelle, calde-
ras, usina eléctrica, chimenea, los pabellones de curado y envase además de los
corrales y el camino de las vacas por la manga hacia la playa de matanza. El saladero
contaba con una ranchada y escuela rural en cercanía a la casa del gerente.
Al construir la fábrica, necesitó crear un pueblo, configurando un nuevo sis-
tema de ocupación del territorio, lejos de la urbanística hispana en manzanas
cuadradas y más cerca del modelo paternalista: pueblo–fábrica, un conjunto
urbano construido para alcanzar la mayor eficiencia en la producción, donde se
integró la vida social, económica y cultural de la comunidad trabajadora.