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C. P. MÜLLER, LAS COLONIZACIONES DEL NAHUEL HUAPI 11
a las consideraciones de Müller la posibilidad de que viajeros tempranos
podrían haber llegado en el inhóspito norte de la actual Provincia de Neu-
quén hasta la Cordillera del Viento (que se abre de la cordillera principal en
ángulo hacia el sureste), y haber inferido que esta se extendería hasta el
estrecho de Magallanes. Así pudo crearse el fantasioso relato acerca del
reinado de los Césares al que algunos astutos representantes indígenas
dieron pábulo. Las reales cédulas mencionadas fi jaron los límites de Chile
en 100 leguas de la costa del Pacífi co. En 1570, otra real cédula fi jó para el
Río de la Plata estos límites en 200 leguas desde el Atlántico. Esto no solo
generó una defi nición de leguas que superponía el territorio reclamado por
Chile y por Argentina sino que, como el territorio en cuestión termina en
ángulo agudo, queda una zona de indeterminación que se extiende desde
más o menos la Isla de Chiloé al sur. Estas tierras quedaron sin ocupación
por españoles, pero, según deduce el autor, la indeterminación de su asig-
nación histórica puede contarse entre las causas de los litigios limítrofes
que más tarde se originaron entre las dos naciones.
Se analiza luego la legislación nacional argentina sobre colonización
desde 1876, en vista de las concesiones de tierras de la región cordille-
rana de Río Negro y Neuquén, que fueron apropiadas fundamentalmente
por grandes empresas británicas, así como las pujas y superposiciones de
algunas concesiones en la zona del lago Nahuel Huapi. El autor comenta
las leyes y los decretos que reglamentaron la distribución de tierras. Le
interesa especialmente el mecanismo desarrollado por la ASLCo, Argentine
Southern Land Company, una potente asociación inglesa, cuyos dueños
se encontraban estrechamente conectados con la élite política argentina
y supieron hacer uso indebido de las leyes de colonización y ocupación
de tierras. Fue ocupada por dicha Compañía de explotación ganadera una
enorme extensión de tierras, desde el Lago Nahuel Huapí hacia el sur, bajo
el pretexto de crear colonias agrícolas. El mecanismo para poder asentar
los lotes todos en una zona conectada era que un interesado pedía al go-
bierno tierras para colonizar. Una vez concedidas y luego de inspeccionar-
las, pedía relocalización por no considerarlas aptas para la colonización, y
el pedido era, relocalizar dentro de un área señalada por la Compañía. Una
vez relocalizados, pasaba el dominio a la Compañía. Ahora bien, luego de la
ley de colonización se promulgó en 1891 otra (la ley 2875), que defi nía que,
si no se establecía la colonia en la zona indicada, el concesionario podía
quedarse con la mayor parte del campo para explotarlo como quisiera, de-
volviendo 25% de la extensión recibida. Esto permitió que dicha compañía
ASLCo pudiera hacerse de grandes extensiones de la precordillera, que
habían sido pobladas por indios, que fueron desplazados entonces por los
nuevos dueños. A lo largo de la cordillera estaba prevista en papel una co-
lonización que comprendía desde El Maitén hasta Esquel (mapa 4, pág. 81),
de la que, según parece, no existen planos concretos, ni listas de colonos
interesados ni otras constancias, sino únicamente la dominación de esta
zona de campos por los dueños ingleses.
Un tercer tema que desarrolla Müller lo constituyen los germano-chile-
nos que muy poco después de la compañía inglesa se insertaron en la zona,
a los que se remonta la fundación de Bariloche, centro comercial primero,