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12 RESEÑAS: R. ROHLAND / I. YUJNOVSKY

pero luego turístico. En este apartado los capítulos principales se interca-
lan por interludios dedicados a algunos protagonistas de esta historia. De
la empresa fundadora Hube & Achelis se estudió a Carlos Wiederhold y a
Friedrich/Federico Achelis, de una familia bremense, que trabajó unos ocho
años en Bariloche (de este fundador hasta ahora no se habían recabado
datos, Müller los encontró en una historia de la familia Achelis en Alemania).
También se refi ere a la posesión por el principado de Schaumburg-Lippe
del territorio que más tarde sería la Estancia San Ramón. Analiza así a di-
versas entidades o personas del ámbito germano que tuvieron parte en la
integración de la zona del Lago Nahuel Huapí a la modernidad.
Mientras que las modalidades de apropiación de la compañía inglesa
se extienden hasta la precordillera al este del Lago (la tierra de Jones y
su vecina, la futura estancia San Ramón), la ocupación y subdivisión de la
zona responde a parámetros diferentes en el caso de los chilenos, los ale-
manes y los suizos que vinieron a poblar la costa del Nahuel Huapí. Müller
presenta de la subdivisión dos planifi caciones de lotes, una que muestra
predios urbanos y chacras en la cercanía de Bariloche, la otra, lotes pasto-
riles alrededor del lago. Fueron diseñados en 1902 por Carlos E. Martínez
y en 1903/4 por Apolinario Lucero, respondiendo a la Ley N 4167 o Ley de
o
Tierras, de 1902.
En estos capítulos Müller busca establecer los orígenes de la coloniza-
ción del Nahuel Huapi previamente a la mensura formal de 1902. Luego de
mencionar el inicio de la colonización alemana en Chile a mitad del siglo
XIX, analiza con mayor detalle el caso de Carlos Wiederhold a partir de
1894. Según el autor señala, este caso daría cuenta del asentamiento y
comercio en el futuro Bariloche.
El autor aclara que no va a abordar el debate acerca de la propiedad
de los aborígenes de esos territorios, y no queremos ahondar aquí en esta
cuestión. Sin embargo, ya que los trabajos actuales han demostrado las
fuertes vinculaciones entre indígenas y colonos, es difícil descartar de la
discusión aunque sea el conocimiento de la región que tenían los indíge-
nas y que los europeos utilizaron y aplicaron. Müller justamente muestra
cómo Karl Wiederhold realizó un camino que sin duda conocían previamen-
te los indígenas. Incluso, propuso el nombre de Bariloche en referencia al
del paso Vuriloche, de origen mapuche. Es bien sabido que en Patagonia
la cordillera antes de la Conquista del Desierto no formaba una frontera,
sino que numerosos pasos constituían vías de intercambio de productos
(p. 143). La comunicación por los pasos cordilleranos era utilizada hacía
mucho y los colonos la hicieron operativa en sus términos, una vez que los
indígenas fueron vencidos por los gobiernos de Argentina y Chile.
Para señalar los motivos geográfi cos-económicos que determinaron la
gran afl uencia de intercambios, Müller incluye una descripción del perito
Moreno que señala la corta duración del camino entre Puerto Blest y Puerto
Montt (el ahora Paso Rosales) con salida al Pacífi co, a diferencia del reco-
rrido hasta Viedma y la continuidad por el Atlántico. Exhibe con este texto
directamente la documentación en la que apoya la argumentación de su
investigación. También los mapas y planos sostienen de manera cabal y
muy directa los argumentos del autor. Se destacan en este sentido los cro-