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EL CHACO DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL         17



              1/1/1924). Antes de finalizar el siglo, el gobierno de Buenos Aires comenzó a
              interesarse por esta industria. A partir de 1904 atrajo a familias para cultivar
              algodón en el norte argentino y en 1910 envió al jefe de la división de agronomía
              del Ministerio de Agricultura, Carlos Girola, a los Estados Unidos y México para
              conocer los últimos métodos y centros de producción (Dalla Corte, 2002: 171s.).
              Con el fin de fomentar el algodón, se establecieron dos estaciones experimen-
              tales estatales, una bajo supervisión norteamericana en Tucumán y la otra en
              1909 bajo la dirección del agricultor y químico agrícola alemán Dr. Anton Schulz
              en la Colonia Benítez, en el Chaco. Las instalaciones de este tipo eran necesarias
              para demostrar el potencial del norte argentino para el cultivo del algodón y para
              mejorar la calidad de las fibras de algodón mediante la selección de semillas y la
              obtención de nuevas variedades . Como señala Carlino (2009: 4), los resultados
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              fueron excelentes y la producción de la fibra dio un gran salto en la campaña de
              1917-18. La Primera Guerra Mundial contribuyó a elevar notoriamente su precio
              y el interés por el textil condujo a una notable expansión productiva respecto de
              años anteriores: en tan solo un año aumentó la superficie cultivada de 3.075 ha
              a 11.775 en la campaña de 1917-18, con el Chaco a la cabeza de las zonas de
              cultivo y manteniendo esta posición en las siguientes décadas.
                 Poco antes de esta primera fase de crecimiento, colonos alemanes y ruso-
              alemanes ocuparon tierras no mensuradas en la Colonia Necochea, cerca de
              Charata. Uno de ellos fue Pedro Mück, quien, junto con su familia, fue, en el
              apogeo de la inmigración alemana, un importante contacto para las oficinas
              alemanas en Buenos Aires al que los nuevos colonos podían recurrir en busca
              de asesoramiento y apoyo .
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                 Pero volvamos a las condiciones socioeconómicas globales y locales y al impacto
              del auge del algodón. El principal objetivo del gobierno argentino era colonizar el
              Chaco, hasta ahora marginado económica y socialmente, y vincularlo a los mercados
              internacionales a través de la exportación de materias primas. Esto último se logró
              antes de la Primera Guerra Mundial con el desarrollo de una economía forestal
              extractiva e industrial de quebracho y tanino, como se esbozó anteriormente, y que
              floreció hasta la década de 1930. Sin embargo, lo que impulsa realmente la coloni-
              zación fue la llamada Ley de Fomento de los Territorios Nacionales, de 1908, que,
              con la liberación de nada menos que 6.400.000 hectáreas de tierras fiscales a
              colonos, financió la construcción del enlace del ferrocarril entre Metán y Barranque-
              ras. Entre 1905 y 1912, el Chaco duplicó su población de 21.157 a 43.002. Esto se


              18   La información más extensa es la del Dr. Pfannenschmidt al Reichskanzler, 21/12/1920,
              Apéndice B (BArch R 1501/101715) con la noticia de que Schulz había obtenido, poco antes
              de estallar la guerra, gran reconocimiento en la Bolsa de Algodón de Bremen y Liverpool con
              "Manita", una de las nuevas variedades, debido a la longitud, solidez y color de su fibra. Esta
              variedad se continuó cultivando en el Chaco entre muchas otras, especialmente estadouni-
              denses, en el período de posguerra, aún después de 1917 cuando Schulz dejó el cargo. V.
              también Stichel 1919: 99, 101; Schmieder y Wilhelmy 1938: 43. Dalla Corte (2002: 172) habla
              erróneamente de Augusto Schulz, pero añade de forma correcta que Schulz trabajó en La
              Colonia Benítez bajo la supervisión del Ingeniero Pedro Issouribehere, jefe de la División de
              Enseñanza Agrícola de la Escuela Agrícola. En 1902, Marcos Briolini instaló allí la primera
              desmotadora chaqueña. Carlino 2009: 7.
              19   Stichel 14/3/1923: 4, 12. BArch R 1501/101715a.
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