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18 HANS KNOLL
debió no tanto a la actividad forestal, sino a la pequeña colonización que se extendió
a lo largo de la red ferroviaria en las tierras fiscales aledañas, lo que también condujo
al establecimiento de servicios adecuados. Esta colonización, en forma de pequeñas
empresas agrícolas familiares, y no los latifundios del este y sur del territorio, fue la
que principalmente impulsó el cultivo de algodón en el Chaco.
El beneficio del algodón dependía de las cotizaciones de los precios en los
centros de comercio internacionales, pero Argentina tomaba exclusivamente
como base los precios de las Bolsas de Algodón de Liverpool y Nueva York. Dado
que Argentina no contaba, hasta la década de 1930, con una industria textil
significativa , el grueso de la cosecha se exportaba y, por lo tanto, los ingresos
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de los productores de algodón dependían enormemente de las fluctuaciones
internacionales del precio de la fibra, lo que repercutía directamente sobre la
actividad económica en el Chaco. Especialmente a principios de la década de
1920, cuando la mayoría de las plantaciones en Estados Unidos fueron infestadas
por el gorgojo (boll weevill), una plaga que causó estragos, el algodón argentino
alcanzó precios máximos. Un año antes, el gobierno argentino, por Decreto del
11 de julio de 1921 y bajo el nuevo Ministro de Agricultura, Tomás Le Breton, había
ampliado considerablemente las tierras agrícolas en el Chaco e intensificó la
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promoción de la colonización y el cultivo del algodón en tierras fiscales (Knoll
2018: 15-18; ahí también una introducción a la problemática del desarrollo de las
tierras estatales argentinas). Esto llevó a muchos de los nuevos colonos inexper-
tos a apostar exclusivamente por el monocultivo algodonero. Sin otras fuentes
de ingresos, una mala cosecha o una caída repentina de los precios en el mer-
cado mundial representaba para ellos una amenaza vital. Como veremos, varios
colonos alemanes se vieron afectados por la crisis 1925-27.
Pero no solo los minifundistas padecieron las fluctuaciones, sino también las
grandes firmas exportadoras, que en 1926 se habían unido a la Cámara Algodonera
de Buenos Aires y dominaban el comercio exterior . Sin embargo, eran capaces
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20 A principios de 1924, se estimaba que las importaciones de fibra textil ascendían a 30
millones de pesos oro por año. Heinz Erich Platte: "Baumwollanbau in Argentinien". AT 1/1/1924.
21 Carlino (2009: 11) señala en una tabla que el grueso de la cosecha entre 1926 y 1931 se
comercializaba en Gran Bretaña, seguido de Alemania, Francia, Bélgica, Italia y España,
variando de año en año. Desde 1930 en adelante, con excepción del Reino Unido, se produjo
una disminución significativa de las ventas a los demás países.
22 A través del Decreto N° 8.709 se hacía oficial la creación de nueve colonias agrícolas, cinco
colonias pastoriles y la fundación de once pueblos en la zona de influencia del ferrocarril del
Estado. Martínez 2018: 158.
23 Las más importantes fueron Bunge y Born Cía. Ltda., Luis Dreyfus y Cía., Compañía
General de Fósforos, Fábrica Argentina de Alpargatas, Bonifacio López, Valverde Lyon, B. F.
Avery, Agar Cross Cía., Moring y Cía., Cía. Algodonera del Río de la Plata, Comercial Belgo-
Argentina. Es destacable también la labor difusora de la Cámara a través de su publicación
La Gaceta Algodonera que se ocupaba de transmitir mes a mes el estado del mercado algo-
donero mundial así como de promover la colonización, realizar campañas de propaganda del
algodón argentino en el exterior, distribuir gratuitamente la semilla, entre otras tareas que
contribuían a consolidar los intereses en esta actividad económica. En octubre de 1926, la
Cámara se incorporó a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, y en diciembre nació el mercado
de algodón y yute en esta misma ciudad. Ese mismo año se llevó a cabo el Primer Congreso
Algodonero Argentino en Resistencia, presidiendo la comisión organizadora Carlos Alfredo
Tornquist. Todos los datos según Carlino 2009: 10s.