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            La tierra fiscal era el objetivo preferido de los inmigrantes alemanes que
          estaban dispuestos a establecerse lejos de la civilización para empezar una
          nueva vida por medio del duro trabajo en el campo. Pero al menos eran "amo y
          señor de su propia tierra" (Herr auf eigener Scholle), como se decía a menudo
          en aquél entonces. Soñaban con una vida libre e independiente y creían que en
          poco tiempo lograrían una vida próspera. Las posibilidades de conseguirlo bajo
          las condiciones descritas anteriormente parecían prometedoras. Necesitaban
          poco capital inicial y solo tenían que empezar a pagar sus propiedades después
          de la mensura y de haber obtenido buenas ganancias. Los precios del algodón
          de la época alentaban esta suposición. Además, las líneas férreas reducían
          notablemente los costos. El propio Stichel afirmó en un periódico que incluso
          los más desfavorecidos con esposa e hijos podían ser tenidos en cuenta si
          trabajaban previamente como peones para adaptarse a las nuevas condiciones
          y reunir un capital inicial .
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            Sin embargo, cabe señalar que un número considerable de colonos, por
          razones financieras, pronto abandonaron sus propiedades, por lo que la situa-
          ción demográfica fluctuó . Mientras la tierra no estaba mesurada y dividida
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          oficialmente, también había frecuentes disputas entre los colonos sobre los dere-
          chos de propiedad, ya que los primeros colonos a menudo habían ocupado y
          trabajado la tierra, mientras que colonos posteriores reivindicaban el mismo
          terreno con las correspondientes tasas de la Dirección General de Tierras, que
          tampoco proporcionaba seguridad jurídica .
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          43   AT 4/7/1920 ("Das Problem der Ansiedlung auf argentinischem Staatsland"). El consejo de
          Stichel de adquirir experiencia como agricultor antes de establecerse por su cuenta era com-
          partido por la mayoría de los expertos, pero rara vez se llevó a la realidad. (V., por ej., Max
          Liechti: "Einiges über die Kolonisation im Chaco-Territorium". AT 21/3/1923). Acerca de la
          cantidad necesaria de capital inicial se producían candentes debates públicos. (V. por ej., la
          correspondencia entre Stichel y Ecker en el AT del 3, 7 y 8/8/1924). A lo largo de los años, las
          sumas recomendadas por los servicios alemanes fueron aumentando.
          44   S-r. [Schwaderer]: "Aus dem argentinischen Chaco". AT 4/8/1922; "Aus dem Chaco". AT
          23/1/1923. Albert Haas, que, como vimos, visitó el Chaco a mediados de 1925, se mostró
          escéptico respecto a la declaración de un residente suizo de la colonia alemana, según la cual
          un 10% de los que se instalaron en tierras fiscales de Necochea llegaron casi sin recursos, y,
          del 90% restante, una parte ya había dejado el Chaco y otra había sido rebajada a tareas de
          peón (Haas 1925: s. p.). Sin duda, ya al comienzo de la primera mala cosecha de algodón en
          1925 comenzó un fuerte movimiento de abandono. Cf. "Der argentinische Chaco als Koloni-
          sationsgebiet", presentado por la Oficina de Asesoramiento de la Unión Germánica. DLPZ
          14/5/1925. Según otra fuente, algo más fiable, "se estima que el 15 por ciento de los colonos,
          entre ellos solo algunos alemanes, habían emigrado [de Necochea] en los últimos meses" a
          otros distritos de la República o para ganarse la vida en otras profesiones. "Brief aus dem
          Chaco. Die Regierung und die Lage in Charata. Für die Deutsche La Plata Zeitung von ihrer
          W-Berichterstatterin".  DLPZ 8/10/1925. Así, aparecen numerosos artículos de Cissy von
            Scheele-Willich en el DLPZ.
          45   En una nota del AT de 8/12/1922 dice: "No pasa un día casi en el que un nuevo colono no
          quiera apoderarse de la tierra de otro, argumentando que sus títulos son correctos y que los
          del otro, que en muchos casos viene trabajando y habitando la tierra desde años, no son
          válidos". El reclamo de medir a la mayor brevedad las tierras se hizo cada vez más urgente.
          V. también Haas (1925: s. p.).
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