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98                       EDUARDO DEVRIENT



            De los viejos primos y primas, encontramos vivos a Richard, Edu y Anna. En
          casa de esta última todavía vivía el hijo sordo de Rudolf, un dibujante brillante y
          entusiasta nacionalsocialista, que a pesar de su imperfección física juega al
          fútbol y suele conducir a los sordos (no a las palomas)  en las manifestaciones.
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            /71/ Richard, el más viejo de mi generación, se casó con su amante. Ya antes
          de hacerlo yo bregaba por que esta mujer fuera reconocida en la familia como
          su legítima esposa, teniendo en cuenta que realmente se había sacrificado por
          ese hombre ciego y se ganaba el sustento con la aguja de coser. Concedo que
          internamente a uno le cuesta desde luego aceptar este reconocimiento, de todos
          modos aparece la natural "pared de cristal", de la cual hablaba el autor báltico
          Siegfried von Vegesack .
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            No hace falta mencionar que en cada ciudad visitábamos los museos y otros
          lugares de interés turístico, y nos dejábamos impregnar por la cultura alemana.
          A propósito recuerdo un pequeño episodio: la señora Gaul había sido amiga de
          Lucy, y yo sentía simpatía por ella. Sin necesidad, le encantaba hacer que su
          marido sintiera celos y también lo intentó con mamá, invitándome un día a visi-
          tar una galería de arte con ella. Pero mamá le explicó claramente que, si alguien
          me acompañaba, sería ella. Esto le llamó mucho la atención a la "piadosa
          Helene" , como llamaba yo a la señora Gaul.
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            Lisa tuvo sinusitis y fue operada por un médico no muy simpático, pero segu-
          ramente bueno, con lo cual se prolongó nuestra estadía en Berlín. Para que Lisa
          se curara bien de su sinusitis, viajamos desde Berlín, pasando por Fráncfort, a
          Baden-Baden. En Fránkfort visitamos a la madre, la hermana y el hermano de Paul
          Jochum, que nos recibieron amablemente; en Karlsruhe a Anna Vögelin, sus hijos
          y su cuñada Hedwig, cuyo padre una vez dijo: "Si Hedwig tuviera 20.000 marcos,
          Edi también se casaría con ella". Se casó con un ingeniero; el hombre falleció y ella
          vivió alejada en Feldkirch (?) , donde casualmente se cruzó con Carlos Conradi.
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          De Baden, donde solo nos encontramos con nuestra vieja tía Olga, /72/ nos diri-
          gimos a Friburgo, donde vivía mi hermana Gertrud y donde hizo estudiar a Kieke
          para ser bailarina. Fueron unas semanas llenas de eventos de arte, ya que varios
          jóvenes, entre ellos, Schacht (un sobrino del conocido financista) como poeta, un
          bajista que actuaba en el teatro como cantante, y finalmente Lya con sus canciones,
          se reunían en alegres veladas en nuestra pensión. Y luego las espectaculares
          excursiones, que lamentablemente siempre tenía que emprender solo.
            El verano había llegado y junto con él la nostalgia del mar. Viajamos nueva-
          mente al norte, donde habíamos reservado un cuarto por un mes en Wyk, en la
          isla de Föhr. En Geisenheim pasamos varios días, lamentablemente sin Lisa, que
          no había llevado consigo su pasaporte y por ese motivo no podía pasar por la



          64   Juego de palabras, irreproducible en castellano, con el término alemán Tauben, que sig-
          nifica tanto "palomas" como "sordos".
          65   Es una imagen de la novela Die baltische Tragödie de Siegfried von Vegesack (1888-1974),
          editada en 1934. Se refiere a la distancia entre etnias, no, como aquí, entre estamentos.
          66   Alusión a uno de los chistosos libros de dibujos animados de Wilhelm Busch (1832-1920),
          cuya protagonista es un dechado de hipocresía.
          67   Este signo de pregunta se encuentra en el texto original, seguramente el autor no estaría
          seguro del nombre de la localidad.
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