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76 EDUARDO DEVRIENT
pretendía valer más que yo, y así fue como por una pequeñez hubo una disputa,
tras lo cual me retiré. En ese momento me acordé nuevamente de Carlos A. Diehl
y, como él justo había comprado un campo muy barato en Córdoba y necesitaba
un socio industrial, me asocié con él y así fue como comenzó La Constancia .
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Diehl había comprado la hectárea a 8 o 10 pesos y me vendió la mitad a 15, o
sea que prácticamente compró todo el campo con mi dinero. Mis ovejas se las
había vendido a Fernández, con quien fuimos muy amigos hasta su muerte, al
igual que con mi antiguo y buen patrón Fernández padre.
El año 1900 me lleva a Bell Ville con esposa y dos hijos, Rico y Lola, y ahora
con suficiente dinero para arrancar. Con treintaiún arados dobles, parte con
bueyes y parte con caballos, aré unas 2700 hectáreas y sembré alfalfa en un
año y medio de mucha sequía, a veces incluso de noche. Fue la mejor alfalfa de
la zona, gracias a la nueva tierra donde no crecía ningún yuyo, aunque no se
había arado lo suficiente. Después de un año y medio pudimos poner animales
en el campo.
Tengo que contar un episodio del arreo de ovejas desde la pampa. Poco
después de Bolívar, el rebaño se frenó frente a una laguna, un pantano que
ocupaba todo el ancho del camino. Con el lazo arrastramos un par de ovejas
como señuelo al otro lado, pero a pesar de los silbidos y gritos, nos fue impo-
sible hacer cruzar a las bestias. De no ser por la cercanía al pueblo y porque me
encontraba en la estancia de Unzué, habría cortado el alambrado. No quedó
otro remedio que cabalgar a la estancia y pedir permiso para abrirlo. /37/ Allí me
encontré al administrador general de todas las estancias de Unzué con toda su
comitiva. Era un imponente inglés con una figura de general, que apenas si
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abría los labios para hablar y para dirigir. Me sentí muy pequeño y miserable
cuando le hice mi petición, que fue concedida con un movimiento de cabeza
casi imperceptible. Más tarde, el destino quiso que ese inglés fuera nuestro
vecino en La Constancia y un buen amigo. Compró el campo vecino de Las
Vacas y Alfonsito. Tiempo después compró unas 10.000 hectáreas en Gral.
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Lavalle, viajó a Inglaterra, participaba en cacerías de zorro y llevaba una vida
holgada confiando en su buena estrella. Pero murió siendo pobre. Lo visité en
el Hospital Británico cuando estaba solo y abandonado antes de su muerte. Los
intereses de las hipotecas fueron más fuertes que él y lo hicieron sucumbir.
Gozaba de amplio reconocimiento como gran conocedor y buen administrador.
Pero cuando los productos pierden su valor, como pasó con el ganado en 1922-
23, cuando las vacas se vendían a 7 y 8 pesos, y los terneros a 3, cuando no
me animé a comprarle a mi amigo Bothamlay unos novillos a 15 pesos, en tales
épocas solo prosperan los que no tienen deudas y en ese entonces yo solo tenía
una hipoteca del Banco Nacional Hipotecario. De esos tiempos también conozco
el caso del hermano de Lorenzi, que había comprado un gran lote de vacas
lecheras a 17 pesos y se fundió al venderlas. Por entonces un gallo costaba 10
pesos en La Constancia, una vaca salía menos.
38 Situada a poca distancia del pueblo de Ordoñez en el sureste de la provincia de Córdoba.
39 Delius (2018: F 91) piensa que se trata de Harry Reid, estanciero escocés, dueño de Las
Vacas y, probablemente, de Alfonsito. Ese amigo muere hacia 1920.
40 Comienza aquí una segunda prolepsis, salta de 1900 a 1922-23.