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80 EDUARDO DEVRIENT
IX
Desde 1902 hasta 1935 mi lucha consistió únicamente en conseguir el capital
necesario para el funcionamiento de la estancia que había adquirido, y a su vez
hacerla productiva. Un barco sin carga tampoco trae ingresos. Yo había ingre-
sado al Banco Alemán por el pagaré endosado a Diehl. El banco tenía una
sucursal en Bell Ville, bajo la dirección de un inglés llamado Mr. Miller . Mr. Miller
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era sumamente activo, inteligente y una persona muy emprendedora a pesar de
que tenía asma, pero con un dejo de aventurero. El Banco Alemán no estaba
muy conforme con esta sucursal y quiso cerrarla. Como éramos una cierta
cantidad los ganaderos y comerciantes que ya habíamos solicitado créditos allí,
el cierre de la institución no nos era deseable y buscamos una solución. Comenté
este asunto con un comerciante llamado Santiago Bergallo que viajaba conmigo
en el tren, y de repente se me ocurrió una idea: podíamos crear nosotros mismos
un banco con capital accionario. Convocamos una reunión y el señor Miller, que
tenía muy buenas relaciones con los bancos ingleses, desarrolló un plan de
acción bajo el lema: tráiganme buenas firmas y el dinero se consigue sin que las
acciones firmadas tengan que ser pagadas en el momento o en forma completa.
/43/ Eso nos gustó sobremanera, y cada uno firmó por 10, 20 o 50 mil acciones .
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Eran las mejores empresas de la zona, y entre los participantes había personas
de intachable moral y con un buen patrimonio. El presidente de la sociedad fue
Juan Benitz , vicepresidente Juan Canale. Solamente con esos dos, Miller pudo
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descontar entre 200.000 y 300.000 pesos y llevarlos al banco. Así se fundó el
banco, en el fondo era una empresa muy aventurada, ya que no contaba con
dinero en efectivo y se basaba solo en créditos, pero como he dicho, el direc-
torio responsable, del cual yo formaba parte, estaba compuesto por gente
decente. Recién más tarde descubrimos que había entre nosotros quienes con-
sideraban al banco como un bien propio y retiraban más dinero del que podían
hacerse responsables. Más de una vez oí decir que, ya que nosotros como
directores habíamos conseguido el dinero para el banco con nuestra firma,
también teníamos derecho a disponer de ese dinero. Eso fue justamente lo que
hicieron los que tenían empresas de menor valor, que eran las que menos les
interesaban a los que habían puesto el dinero. Miller no era el hombre indicado
para manejar un abuso de ese tipo. Primero porque hacía negocios propios con
el dinero del banco, y segundo porque se dejó emplear como agente financiero
44 Hugo Miller es nombrado varias veces por Delius como gerente del Banco Alemán Trans-
atlántico de Bell Ville, gerente del Banco Agrícola Comercial (que es el banco aquí comentado)
y miembro fundador del Club Social de Bell Ville (2018: F 99-101), entre otras funciones.
45 Delius documenta en 1910 la fundación de la Sociedad Anónima Banco Agrícola Comer-
cial por parte, entre muchos otros, de "Eduardo Devrient y Luís Cordero de la estancia La
Constancia. Se nominaron como presidente Juan Benitz, vicepresidente Enrique Carlomagno,
gerente Hugo Miller y como síndico Hilario H. Leng. Vale recordar que el banco fue intervenido
en 1915 y hubo que liquidarlo en 1916". (Delius 2018: C 33).
46 Juan Benitz (1861 California, EEUU-1916 Cruz Grande, Córdoba) se radicó sucesivamente
en Las Rosas, en Santa Fe, Fraile Muerto (Bell Ville) y La Cumbre. Cerca de Bell Ville poseía a
partir de 1896 la estancia Algarrobos. Sobre este pionero, véase el libro que le dedicó Carlos
Foglia, Juan Benitz, de California a Woodgate: la historia de un pionero: 1861-1916. C. A. Foglia
1997. Véase también Delius 2018: G 83.