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CONVERSACIÓN SOBRE LA REEDICIÓN DEL LIBRO: EL PINTOR DE LA SUIZA ARGENTINA 29
no, quién puede decirlo. En 1991 yo partía de la premisa de que era el pintor
más importante de Bariloche e incluso de la Patagonia, lo cual era sin duda
una exageración. Pero al menos me sirvió para que en la municipalidad me
ayudaran a fi nanciar la edición, pensando que se trataba de la historia de un
artista importante. Yo ahora pienso que la pregunta sobre la calidad de la pin-
tura de Maes es sin duda una buena pregunta o por lo menos una pregunta
pendiente, pero que ya no es mi problema. Si en Bariloche un día deciden ha-
cer una exposición, yo ya dejé sentada cuál es mi posición, un dispositivo crí-
tico que ponga en relación las dos cosas, la vida y la obra. Pero después de
haber contado su vida, yo no quiero tener más el rol de exégeta de su obra.
Eso fue incluso una decisión editorial. Cuando pensamos en esta reedi-
ción, de entrada, fue evidente que no era posible hacer nuevas fotografías de
sus cuadros. Salvo los que yo entregué en su momento a la municipalidad,
están desparramados en distintos lados. Pero, sobre todo, además del pro-
blema práctico, yo quería que en la nueva edición pudieran verse las imáge-
nes del libro de 1991, y no los cuadros como tales. Parece un matiz, pero
insisto, para mí lo que se ve en la segunda edición no son fotos de los cua-
dros de Maes, sino fotos de las imágenes de la primera edición. Aun sin los
colores, eso permite al menos hacerse una idea del tipo de pintura que hacía.
A partir de ahora, esa obra está allí y se verá qué es lo que colectiva-
mente se decida en Bariloche hacer con ella, si es que algún día se hace
algo. También puede decidirse no hacer nada. Hace tres años, un equipo
de televisión belga de lengua fl amenca quiso fi lmarlos, y la municipalidad
les negó el permiso. Era para una serie documental sobre colaboracionis-
tas belgas fl amencos en Bariloche. Hicieron varios capítulos, uno de ellos
dedicado a Toon Maes. Al verlo queda muy claro que las informaciones que
tienen, las personas a las que entrevistan, todo eso viene de mi libro. Pero
cuando me pidieron una entrevista a mí yo quise leer antes el proyecto de
la serie y me quedó muy claro que era, no una apología del nazismo, pero sí
una reivindicación empática de la historia de esas personas, una especie de
rehabilitación. Y ahí decidí no participar de ningún modo en ese proyecto.
El precio de eso fue que el libro fue una vez más completamente silenciado.
Pero bueno, a esta altura de la historia, no es que me haya sorprendido
mucho. Y en todo caso eso deja sentada mi posición. La cuestión de la
pintura de Maes puede quedar como un enigma, o como una pregunta para
especialistas. Pero yo tomo distancia con respecto a esa cuestión.
Regula Rohland: Claro, pero es muy curioso que hayas hecho un libro
sobre alguien que fi nalmente en realidad quisieras que no se lo conozca en
todas sus dimensiones.
Esteban Buch: Al contrario, si yo realmente quisiera que no se lo co-
nozca como pintor, hubiera suprimido las imágenes del libro, o el capítulo
sobre su pintura. Todo el dilema moral que viví en estos años vino justa-
mente de que yo contribuí a que su obra no fuera olvidada, por ese rol
de mediador con la municipalidad, y también al contar su vida y analizar
sus cuadros. Era esencial para el proyecto del libro presentar esa cuestión
como un problema abierto: una obra que no es nazi y un artista con un