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Verlage und Drucker / Editoriales e imprentas 25
Mehrere Verlage sind wie der Beutelspacher Verlag aus Buchhandlungen
hervorgegangen. Im XIX. Jahrhundert war beispielsweise Ernst Nolte, der Grün-
der der später von Guillermo von Woerden übernommenen Buchhandlung, auch
als Verleger tätig, und ebenso sein Nachfolger. Dies wiederholte sich bei den
Verlagen Gustav Krause und Hans Fändrich. In den ersten Jahren des XX Jh.
konnten so die Bedürfnisse befriedigt werden, die die rührigen Buchhändler in
ihrem Buchgeschäft erkannt hatten: neben hauseigenen (nicht deshalb inhaltlich
originalen) Zeitschriften oder Zeitungen produzierte Krause Kinderbücher und
Lehrwerke, Fändrich aber, neben einer Zeitschrift, Taschenbücher über prakti-
sche Landwirtschaft und Führer durch die südamerikanischen Länder.
Deutsche Druckereibetriebe gab es mehrere im Buenos Aires des XIX. und
beginnenden XX. Jahrhunderts. Es wäre eine lohnende Aufgabe, der Arbeit dieser
Betriebe nachzugehen . Zwischen den Kriegen blieb als Platzhirsch auf dem klei-
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nen deutschsprachigen Markt Juan Riecke übrig, der die Druckerei Mercur betrieb
und der auch nach dem II. Weltkrieg der wichtigste deutsche Drucker in Buenos
Aires blieb. In seinem Etablissement sind ab 1920 die Druckfassungen sehr vie-
ler Autorenschriften und anderer Schriften entstanden. Die Institutionen –Vereine,
Schulen, Krankenhaus, Kirchen– pfl egten direkt die Drucker zuzuziehen und nicht
einen Verlag, sie wechselten den Drucker je nach Angebot und es kommt häufi g
vor, dass die Drucker keinen Hinweis auf ihre Tätigkeit in den Heften hinterlassen,
1 S. zu den Aktivitäten des Druckers Oskar B. Mengens Hartmann & Rohland 2021.
Varias editoriales, tal como la de Beutelspacher surgieron a partir de libre-
rías. En el siglo XIX, por ejemplo, Ernst Nolte, quien fundó la librería que des-
pués pasó a las manos de Guillermo von Woerden, también trabajaba como
editor, igual que su sucesor. Lo mismo pasó con las editoriales Gustav Krause
y Hans Fändrich. Durante los. primeros años del siglo XX se pudieron satis-
facer así las demandas, que habían reconocido los prácticos libreros en su
negocio: junto a revistas propias o copiadas de otras importadas, por ejemplo,
Gustav Krause producía libros para niños y libros escolares, o Hans Fändrich,
además de su revista, produjo manuales agrícolas y guías a través de los paí-
ses sudamericanos.
Había varios imprenteros germano-parlantes en la Buenos Aires del siglo XIX
y de comienzos del XX. Valdría la pena estudiar el trabajo de estas empresas .
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Entre las grandes guerras el que se impuso en el pequeño mercado de habla
alemana fue Juan Riecke, que gerenciaba la Imprenta Mercur, que siguió sien-
do la más exitosa luego de la Segunda Guerra. Desde 1920 se originaron en
su empresa una gran cantidad de libros de autor entre otros. Las instituciones
–asociaciones, escuelas, el hospital y las iglesias– solían contratar directa-
mente a los imprenteros y no a una editorial: cambiaban de impresor según
la oferta de precios, y en muchos casos estos no dejaron rastro alguno sobre
su empresa en las obras, o tomaron a cargo la función de editorial. En cambio
en los libros de autor solía contratarse por regla general a una editorial, que
2 Sobre las actividades del impresor Oskar B. Mengen, véase Hartmann y Rohland 2021.