Page 26 -
P. 26

26                      EINLEITUNG / INTRODUCCIÓN

            die sie hergestellt haben, oder andererseits, dass sie die Funktion des Verlags
            übernehmen. Bei den Autorenbüchern dagegen wurde, um sie zu publizieren, im
            Regelfall ein Verlag zugezogen, der sich um den Vertrieb kümmern konnte; nur
            Gedichtbücher entstanden vorwiegend im Selbstverlag der Autoren.
               Die Grösse der Verlage ist in der Regel verschwindend. Das deutschsprachige
            Verlagswesen konnte in Argentinien seinen Besitzer nicht ernähren, sondern bil-
            dete eine Nebentätigkeit und erbrachte bestenfalls Nebeneinahmen für Drucker,
            Buchhändler oder Zeitungshäuser. Am Anfang des deutschsprachigen Buchge-
            werbes in Argentinien stehen die schon genannten Buchhandlungen, die in den
            zahlreichen und gut eingeführten Druckereien schöne Publikationen hervorbrin-
            gen konnten, so zum Beispiel Druckerei Helvetia, die Druckereien von Fessel und
            Mengen  (die einzeln, aber auch zusammen arbeiteten) und die von Herpig, spä-
                   2
            ter Herpig & Stöveken. Daneben gab es Druckereien, die auch als Verlage her-
            vortraten. Der namhafteste unter ihnen wurde Peuser, der nach einigen wenigen
            deutschsprachigen Büchern schnell dazu überging, vorzugsweise und mit gros-
            sem Erfolg in der Landessprache zu drucken. So hatte es die Druckerei Kraft von
            Anfang an gehalten, wie schon erwähnt. Beide sind nur als Verleger von spanisch-
            sprachigen Büchern bedeutend. Auch Riecke, der Inhaber der Druckerei Mercur,
            hat sich seit er in den zwanziger Jahren des XX Jh. den Markt eroberte, gelegent-



            2  Zu dem Drucker Oskar B. Mengen s. Hartmann 2022.



            también se ocupaba de la distribución y venta de las obras. Solo los libros de
            poemas por lo general se originan con responsabilidad directa de los autores,
            asumiendo ellos mismos el papel del editor.
               La magnitud de las editoriales alemanas suele ser insignifi cante. Una edito-
            rial germana en Argentina no podía alimentar al dueño, solo se trataba de una
            actividad secundaria y para los imprenteros, libreros y productores de periódi-
            cos no constituía más que una parte de sus trabajos principales. En el comien-
            zo de los libros alemanes en Argentina tenemos a las librerías mencionadas,
            capaces de producir bellas publicaciones en las numerosas imprentas que tra-
            bajaban en la ciudad, como la Imprenta Helvetia, las de Fessel y Mengen (que
            trabajaban cada uno individualmente, pero también juntos, véase Hartmann
            2021), la de Herpig, más tarde Herpig & Stöveken. También Riecke, el dueño
            de la Imprenta Mercur, luego de conquistar el mercado alemán, se desempeñó
            de vez en cuando como editor. En otros casos las empresas periodísticas de
            las familias Tjarks y Alemann se desempeñaban como editoriales. Poco antes
            de la Segunda Guerra se fundaron las editoriales de exilio Estrellas y Cosmo-
            polita; la última volvió a surgir de una librería (James I. Friedmann 1965).
               En esos años la Editorial El Buen Libro se instaló con sede en una libre-
            ría del mismo nombre, en el barrio de Belgrano (CABA), donde entonces se
            concentraba una gran parte de la comunidad de habla alemana. Con sus dos
            series: “Aus Klaren Quellen” (de fuentes claras), que en lo formal se parece a
            una famosa serie de la editorial alemana Insel, y la colección que se llamaba
   21   22   23   24   25   26   27   28   29   30   31